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Venduto il 21/08/2020

José Escobar Saliente (Barcelona, 1908 -1994) DIBUJO ORIGINAL TINTA CIVILON BOXEADOR AÑOS 40 FIRMADO

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Informazioni sul lotto

Modalità di vendita: Asta

Condizioni del lotto: Buono (pochissimi segni di utilizzo)

Sezione: Fumetti Art Comic


Descrizione

José Escobar Saliente (Barcelona, 1908 -1994) DIBUJO ORIGINAL TINTA CIVILON BOXEADOR AÑOS 40 FIRMADO

 

José Escobar Saliente (Barcelona, 1908 - 1994)  DIBUJO ORIGINAL TINTA DE CIVILON BOXEADOR

fue un historietista, inventor y pionero de los dibujos animados, caricaturista, y comediógrafo español1 que firmaba como Escobar. Se le considera uno de los "cinco grandes" de la Editorial Bruguera en los años 50, junto a Conti, Cifré, Giner (éste, dibujante realista) y Peñarroya,2 siendo el de carrera más extensa de todos ellos, gracias a series como Zipi y Zape y Carpanta, de gran impacto popular

Biografía y obra

Infancia y juventud

Escobar era hijo de José y Rosa, quien le dio a luz en la cama matrimonial, como era habitual en aquella época. Posteriormente tuvieron otros dos hijos: Manuel y Teresa.5

Durante la primera Guerra Mundial, con seis o siete años6 toda la familia se trasladó a la cercana ciudad de Granollers, donde su padre fue destinado como funcionario de Correos. Aprendió sus primeras letras en la Escuela de la Unión Liberal.5 A los 10 Años comienza el bachillerato, gracias la ayuda de una tía suya residente en La Habana, la cual, enterada de su afición al dibujo, se había propuesto que el joven artista fuera arquitecto.5

Escobar suspende, sin embargo, el segundo curso y entra en la Delegación de la Tabacalera en Granollers, cobrando un duro al mes por ayudar en las sumas y el reparto durante una mañana a la semana. Sólo durará 4 o 5 meses en tal trabajo, pero adquirirá ya para toda la vida el vicio de fumar.5

Ejerce luego de depediente en una farmacia, ganando ya 12 duros al mes.5 A los 14 años era repartidor de Telégrafos, y en 1925 aprobó unas oposiciones a Correos, llegando a ser Interventor en la estafeta de Granollers en 1926.

Inicios como dibujante y animador

En los años veinte simultanea su puesto de funcionario de correos con su carrera como dibujante, iniciada con la publicación de una historieta en un concurso de la revista Virolet de Editorial Baguñá.6 Animado por este hecho, colaborará en la revista La Gralla y el Diari de Granollers. La primera revista de gran tirada donde trabajó fue Sigronet de El Gato Negro, editorial antecesora de Bruguera, donde coincide con Arturo Moreno y el también bisoño Martí Bas.6 Ya como profesional, publica en L'Esquella de la Torratxa6 y se integra en el Sindicat de Dibuixants Professionals.7 Desde 1925 hasta 1945 también pertenece un grupo de teatro aficionado.7

En los años treinta colaboró en varias revistas, como PapituPocholo y TBO, siendo incluso editor de la efímera L'Esquellot de Granollers entre 1933 y 1934.6 En 1933 realizó también la película de dibujos animados La rateta que escombrava l'escaleta (La ratita que barría la escalerita), adaptación del cuento popular La ratita presumida, con el fotógrafo José Bosch.6 En 1934 terminó de realizar otra película de animación de forma tradicional debido a que había leído que saldría más económica de esa forma; Escobar tenía un amigo en Paramount Pictures, a quien le gustó y le dijo que la llevara a un laboratorio para que la limpiasen, pero al final de la Guerra Civil, el negativo que entregó desapareció.8 En 1938 ingresó en "Hispano Grafic Films" como animador.

Guerra Civil

Al término de la Guerra Civil española (1939) fue depurado del servicio de Correos5 y condenado a seis años y un día de prisión por motivos políticos. El propio Escobar explicó años después que en la cárcel obtenía algún dinero haciendo caricaturas a los otros presos, que no firmaba con su propio nombre, sino con el pseudónimo de Rebec (en catalán, travieso). Permaneció en la cárcel durante un año y medio, hasta noviembre de 1940, en que salió en régimen de libertad controlada. Formó parte del grupo de animadores de Hispano Grafic Films, que abandonó dos años después por discrepancias con Salvador Mestres, director la empresa, asociándose con Joaquín Muntañola para realizar Una perrita para dos y El Fakir González en el circo.9 La pareja más tarde se disolvió porque en los títulos de crédito de la segunda película aparecía Muntañola como director en solitario y Escobar como colaborador.10

Dirigió entonces uno de los tres equipos de animación de "Dibujos Animados Chamartín", produciendo los cortometrajes Civilón y la sirena y Civilón boxeador, ambas de 1942. La competencia del NO-DO arruinó, sin embargo, la producción de cortometrajes.6

Empezó a trabajar en 1942 y hasta 1952 como juguetero.7

Vuelta a la historieta

Escobar se mantuvo alejado de la historieta hasta 1944, cuando comenzó a colaborar en revistas como Leyendas Infantiles y Aventurero, ambas publicadas por Hispano Americana de Ediciones. También ilustró cuentos infantiles para Editorial Bruguera.6

En 1947 reapareció la revista Pulgarcito, y Escobar formó parte del grupo de sus primeros colaboradores. Entre 1947 y 1948 creó para esta revista a sus personajes más recordados, los gemelos Zipi y Zape y el eterno hambriento Carpanta, símbolo de las penurias económicas de la posguerra española. Para la revista "El Campeón", también de Bruguera, dibuja en 1948 a los gángsters Tres Pelos y Kid Pantera, y colabora en la sección Loquilandia, junto con Cifré y Peñarroya. En esta época, trabajaba con los citados Cifré y Peñarroya en un estudio alquilado. Gustaban de la recogida de rovellones en los meses de otoño y de gastarse bromas mutuamente, también en sus obras.11

Interviene también como guionista y director de animación en el largometraje Érase una vez... (1950) de Estela Films.6 Durante los años cincuenta se hace muy conocido entre el público infantil su invento, el Cine Skob, que patentó en 1942 y con el que proyecta en papel sus personajes.12

Durante los años cincuenta, crea otras series de historietas como Doña Tula, suegra (1951), que fue prohibida por la censura a causa de mostrar las relaciones matrimoniales como problemáticas.13 y Petra, criada para todo (1954). De todos modos, la actividad de Escobar no se centra exclusivamente en las revistas de Bruguera, ya que colabora en semanarios deportivos como Lean y Dicen, y en los madrileños GutierrezDon JoseCucu y Teleradio.6

En 1953 creó también unos cursos por correspondencia para aprender a dibujar, siendo maestro de futuros historietistas como Rovira.7 14 En lo que se refiere al teatro, creó obras como "Assaig General" (Ensayo general, 1957), que lleva más de mil representaciones y aún sigue reponiéndose.

La aventura independiente: Tío Vivo

En 1957, junto con éstos y otros dibujantes de Bruguera, Conti y Giner, participa en la creación de una editorial independiente, que publicará la revista Tío Vivo. En esta revista Escobar publica las series Blasa, portera de su casaEl mago Assieres y El profesor Tenebro, todas ellas de 1957, o Doña Tomasa, con fruición, va y alquila su mansión, de 1959.

Vuelta a Bruguera

Tras el fracaso y absorción de Tío Vivo por Bruguera, Escobar vuelve a trabajar para la editorial barcelonesa, donde continúa creando nuevos personajes, entre los que destacan Filomeno y su taxi Genovevo (1963), Don Óptimo y Don Pésimo (1964) y Plim el Magno (1969); sin embargo, dedica la mayor parte de su tiempo a desarrollar las aventuras de sus personajes de mayor éxito, Zipi y Zape y Carpanta. Los gemelos llegan incluso a tener revista propia a partir de 1971.

Publica las obras de teatro "A dos quarts de set, rapte" (Rapto a las seis y media) y "L'altra cara de la lluna" (La otra cara de la luna), obra ésta que recibió en 1965 el premio Lluis Masriera de teatro aficionado.1

A finales de los 70, volvió a recuperar su cargo de Correos.1

Últimos años

En los años ochenta, el declive económico de Bruguera, le lleva, igual que a otros compañeros suyos como Ibáñez o Raf, a probar fortuna con una nueva revista, Guai! (1986), publicada por la Editorial Grijalbo, para la que dibuja a los hermanos Terre y Moto, dos gemelos traviesos obviamente basados en Zipi y Zape.

Al adquirir Ediciones B el fondo editorial de Bruguera, Escobar regresa a sus personajes clásicos. Continuó trabajando en la historieta, a pesar de su avanzada edad, hasta su muerte en 1994.

Valoración

En los años 80, Jaume Rovira, discípulo suyo, lo consideraba, "junto con Peñarroya, Cifré, Conti y otros un largo y fecundo puente entre aquellos no menos geniales dibujantes de las primeras décadas del siglo: Junceda, Mallol, Cornet, Opisso, etc. a nuestros días".14 En su faceta como animador es muy valorada su capacidad de trasladar al cine las características de su obra, al igual que, gracias a su afición al teatro, la buena construcción de sus historias.8

Obra

Años Título Guionista Tipo Publicación
1931 Pelo Tieso Escobar Serie Pocholo7
1935 Tim-Oteo, detective Escobar Serie Pocholo
1945 John Bulton Max Delton Serial Baguñá Hermanos7
1946 Federico, el mayordomo ideal Escobar Serie Aventurero
1946 Aguarrás, conquistador Escobar Serie Junior Films
1946 El Cine y la Anécdota Escobar Serie TBO7
1946 Cine Escobar Serie Aventurero
1946 Los amigos de Junior Films Escobar Serie Junior Films
1947 Trifón Pollito Escobar Serie Pulgarcito
1947 Carpanta Escobar Serie Pulgarcito
1948 Zipi y Zape Escobar Serie Pulgarcito
1948 Henry y Ketto, detectives Escobar Serie Nicolás
1951 Doña Tula, suegra Escobar Serie El DDT
1951 Rosita Escobar Serial Bruguera
1954 Petra, criada para todo Escobar Serie Pulgarcito
1957 Blasa, portera de su casa Escobar Serie Tío Vivo
1957 El Mago Assieres Escobar Serie Tío Vivo
1957 El Profesor Tenebro Escobar Serie Tío Vivo
1959 Doña Tomasa con fruición, va y alquila su mansión Escobar Serie El DDT
1959 Doña Trini y sus animalitos Escobar Serie Pulgarcito Almanaque 19607
1960 Aquí tienen a Julito, un terrible gamberrito Escobar Serie El Campeón de las Historietas
1963 Filomeno y su taxi Genovevo Escobar Serie El DDT
1963 Dirección: Melitón Escobar Serie Tele-Chico
1964 Don Óptimo y Don Pésimo Escobar Serie Tío Vivo
1967 Toby Escobar Serie DDT
1969 Plim, el Magno Escobar Serie Pulgarcito
1970 Melitón, bombero de afición Escobar Serie DDT
1986 Terre & Moto Escobar Serie Guai!7

 

 

Funcionario de correos, autor de teatro -de considerable éxito en el ámbito independiente-, preso político tras la Guerra Civil, humorista, pionero de la animación en España y, por supuesto, historietista: José Escobar hubiera cumplido este miércoles 100 años, consagrado como uno de los maestros del cómic español.

Se lo debe, sobre todo, a una pareja de críos gamberros que han divertido a varias generaciones de lectores. Porque a principios de los 40, tras abandonar la cárcel después de un año y medio preso por haber trabajado durante la República en la revista L'Esquellot (El Cencerro), el cómic era para Escobar, que dibujaba desde la niñez, una más de sus facetas artísticas.

Sin embargo, se enroló en el grupo de colaboradores de la mítica revista Pulgarcito, y allí alumbró a los hermanos Zapatilla, que le convertirían en uno de los más célebres autores de tebeos de España.

Los personajes

Los orígenes remotos de Zipi y Zape se encuentran en las historietas mudas de Max und Moritz, dibujadas por Wilhelm Busch a mediados del siglo XIX y que Rudolf Dirks adaptó en 1897 como The Katzenjammer Kids, una tira sobre dos gemelos gamberros que se publicaba en el New York World de Joseph Pulitzer.

Escobar recogió aquella idea y, con mucha agudeza, la adornó con un tono costumbrista que convertía a aquellos críos revoltosos en unos personajes perfectamente identificables para los lectores españoles -por increíble que parezca, en el colegio los suspensos equivalían efectivamente a calabazas-.

A ello unía su particular estilo, heredero de la línea clara que triunfaba en Francia y Bélgica. El ilustrador valenciano Paco Roca destaca, en este sentido, el "trazo elegante" del dibujante catalán, quien, sin embargo, tenía un punto irregular, que de cuando en cuando dejaba caer obras maestras.

Entre las mejores están las de un peculiar personaje, siempre hambriento, que nació casi a la par que Zipi y Zape y que reflejó mejor que ningún otro la miseria de la posguerra española: Carpanta. "A pesar de ser cómico, tiene un punto amargo, como una especie de Chaplin", comenta Roca.

Zipi y Zape y Carpanta son los más conocidos, pero Escobar creó una treintena de personajes, desde Petra, criada para todo, hasta el perro Toby, pasando por Doña Tula Suegra, que se fueron publicando a lo largo de medio siglo en las páginas de Bruguera.

La eterna comparación

En 1958, cuando Escobar ya era un veterano en Pulgarcito, la revista empezó a publicar las historietas de unos personajes que pasarían a la historia del cómic español: Mortadelo y Filemón, agencia de información.

A partir de entonces, la comparación con Francisco Ibáñez -un par de generaciones más joven que Escobar- sería permanente y casi inevitable, ya que ambos seguirían carreras paralelas en Bruguera y, ya en los ochenta, en Grijalbo, antes de que Ediciones B se hiciera cargo del catálogo de ambas.

La memoria de Escobar no se ha librado de la alargada sombra de Ibáñez ni siquiera en su centenario, que coincide en este 2008 con el 50 aniversario del lanzamiento de Mortadelo y Filemón.

Uno de los pioneros

Pese a todo, Zipi y Zape contaba con seguidores fieles. Paco Roca destaca la ternura y "un punto de aventura" que tenían sus historietas, de las que se dice seguidor por encima incluso de Mortadelo y Filemón.

"Cuando mis amigos ya se habían pasado a los cómics de Vértice  y a los superhéroes americanos, yo seguía con Zipi y Zipe", afirma. "Es la primera toma de contacto con el género, un tipo de cómic que yo respeto muchísimo", señala el gallego Alberto Vázquez, un dibujante relativamente alejado de los presupuestos de Escobar.

Vázquez destaca de Escobar su relevancia en el grupo de "pioneros", cuyas historietas enseñaron los códigos esenciales del lenguaje del cómic a varias generaciones de dibujantes españoles.

Anacronismo

Esa universalidad resalta especialmente si se tiene en cuenta que las historietas de Escobar estaban inspiradas en un contexto muy concreto, la posguerra española, pero seguían divirtiendo décadas después.

"Las calabazas, el aceite de ricino, el cuarto de los ratones... era algo obsoleto, pero funcionaba. Quizás representa lo que los críos querían ser", comenta Roca, que empezaba a leer a Zipi y Zape a principios de los 80.

El lenguaje de sus personajes, propio en ocasiones de los años 20, también chirría a veces para el lector moderno, aunque muchos seguidores lo consideran parte de su encanto. "Sentimentalmente, ocupa un lugar destacado, aunque con el tiempo releo más el Superlópez de Jan", confiesa Roca.

Porque Superlópez es ya otra generación, definitivamente moderno, más incluso que Mortadelo y Filemón, mucho más que los gemelos gamberros que colocaron a Escobar entre los mejores del cómic español.

 

JOSÉ ESCOBAR
(1908-1994)

Josep Escobar i Saliente nació el 22 de octubre de 1908 en Barcelona (España). Después de abandonar sus estudios y trabajar en Granollers en una tabacalera, en una farmacia y en un servicio de telégrafos, Escobar logró una plaza de funcionario en Correos.
En el año 1922 comenzó su carrera como dibujante profesional, trabajando en publicaciones como “Virolet”, “La Gralla”, “En Patufet”, “L’Esquella de la Torratxa”, “Pocholo”, “El Papitu” o “L’Esquellot”.

Al mismo tiempo que su faceta de dibujante, Escobar formó también parte de grupos teatrales, llegando a escribir obras como “Ensayo general” o “Rapto a las seis y media”. También realizó varias películas de dibujos animadas durante finales de los años 30 y comienzos de los años 40.

Sus simpatías republicanas le llevaron a la cárcel Modelo en 1939. En prisión dibujó con el seudónimo de Rebec (travieso en lengua catalana). En 1947 dio inicio a su colaboración con la Editorial Bruguera.

 

En “Pulgarcito” creó sus personajes más populares, como “Carpanta”, o los gemelos “Zipi y Zape”, su obra más popular que fue influenciada por los trabajos de Wilhelm Busch y Rufolf Dirks.

Otros personajes creados por Escobar son “Petra, criada para todo”, “Doña Tula”, “Blasa, portera de su casa”, “Toby” o “Melitón, bombero de afición”.

Murió el 31 de marzo de 1994. Tenía 85 años.

 

ZIPI Y ZAPE

Influenciado por “Max und Moritz” de Wilhelm Busch y “The Katzenjammer Kids” de Rudolf Dirks, José Escobar creó en “Pulgarcito” en el año 1948 los gemelos “Zipi y Zape”, traviesos hijos, uno rubio y otro moreno, de Don Pantuflo Zapatilla, un filatélico y numismático casado con Doña Jaimita, estereotipo del ama de casa y madre de familia de la época.
Otros personajes que acompañan a los gemelos en sus aventuras son el profesor Don Minervo o Peloto. Generalmente sus historietas son cortas pero también han protagonizado aventuras largas como “El tonel del tiempo”, “El gran safari”, “La guerra del hampa”, “El viaje alrededor del mundo”, “Enviados especiales”, “Detectives en acción” o “Aprendices al tum tum”.

CARPANTA

Carpanta nació en 1947 en “Pulgarcito”. Tocado con un canotier este personaje, pobre vagabundo derivado de la clásica picaresca, refleja con su hambruna las miserias de la posguerra, viviendo en un puento y anhelante por comer, sin tener éxito, cualquier clase de comedia, en especial un pollo asado, que es su comida favorita.
En su odisea por lograr sus objetivos Carpanta está acompañado por su amigo Protasio.

 

PETRA, CRIADA PARA TODO

Inspirada por una trabajadora de un jefe que había tenido Escobar en Granollers, Petra es una chica pueblerina que trabaja para una solterona aburguesada llamada Doña Patro.
En la esencia de este tebeo se encuentra la emigración del campo a la ciudad, tan en boga en el momento de su creación, los años 40.

DOÑA TULA

Sátira familiar con el protagonismo de una suegra de personalidad fuerte, que le hace la vida imposible a Clotildo, casado con su hija Filomena.
El tebeo fue censurado por su presunto ataque a los valores tradicionales del matrimonio.

TOBY

Sigue las aventuras y desventuras del perro que da nombre al tebeo.

 

Escobar, el padre de Zipi y Zape

Personajes como Zipi y Zape, Carpanta, Petra o Don Optimo y Don Pésimo forman parte del patrimonio sentimental de varias generaciones de ciudadanos de este país. Surgidos de la mente creativa y siempre imaginativa de Josep Escobar, a todos nosotros nos hizo reír con las sorprendentes historias de sus personajes, pero siempre con un fondo inocente y dulce. Son personajes que nacieron en los oscuros años 40 del siglo XX como consecuencia de una vida cotidiana dura, llena de cartillas de racionamiento, estraperlo y derechos injustamente arrebatados.


Redacción de "L´esquetllot" en 1932. Escobar está sentado a la derecha de la fotografía.

Zipi y Zape eran los típicos niños de clase media, traviesos y muy juguetones (Ahora los llamaríamos hiperactivos), Carpanta, por el contrario, era un reflejo de la cara más amarga de esos años, la de un país con hambre en que la única preocupación de sus habitantes era procurar comer algo antes de acostarse. La chacha Petra también era una caricatura siempre suave y nunca ácida de la gente de los pueblos que se desplazaban a ciudad para encontrar un futuro mejor. Seguramente ahora Escobar la dibujaría como inmigrante musulmana, de la América del sur o de la Europa del este. No obstante, la magistral mano del autor supo encontrar el lado más amable. Pero en este artículo no nos hemos propuesto hablar sobre los personajes creados por el dibujante, ni tan solo queremos hablar demasiado sobre el autor ya consagrado, sino que queremos hablar del Josep Escobar cuando este todavía era un chiquillo con una sola ilusión, publicar historietas en cualquier revista.

Josep Escobar fue el primero de tres hermanos y nació el 22 de Octubre de 1908 en Barcelona a pesar que por causas familiares, ya de pequeño se trasladó a Granollers. Aprendió a leer en la Escuela de la Unión Lliberal de Barcelona, una escuela con procedimientos modernos y avanzados, lejos del rígido sistema educativo de la época. Según recordaba el mismo Escobar, en esta escuela no existían ni diplomas ni matriculas de honor, pues consideraban a todos los alumnos por igual. Una escuela que habrían envidiado Zipi y Zape.

Ya desde esa época, el protagonista de nuestro articulo se sentía atraído por dibujar historietas y caricaturas, confeccionando pequeñas revistas con diferentes estilos que posteriormente prestaba a sus compañeros. No obstante, los primeros pasos "serios" del autor con el mundo del dibujo los realizó justamente en las fachadas de la calle Sant Roc de Granollers, una calle muy céntrica y con mucho tráfico que se dirigía hacia Barcelona. Escobar consideró que si dibujaba caricaturas de futbolistas de la época como Samitier, Zamora o Alcántara, podía ser que algún editor de Barcelona es fijase en él y lo quisiese "fichar" para su revista. A pesar de esta operación de marketing, nadie se intereso por sus dibujos y la causa la descubrió el propio dibujante, pues se fijo que no firmaba los dibujos con su nombre.

Su afición al dibujo provocó que una tía suya que vivía en la Habana le pagase estudios de arquitectura, pero al primer suspenso, se acabó el dinero de la beca y tuvo que abandonar esa escuela. También es justo en esos años cuando se produjo una curiosa anécdota, pues Escobar ingresó en una academia de Granollers para aprender técnicas de dibujo. A pesar de afirmar que se quería dedicar al dibujo satírico, el profesor le aconsejó que primero había de practicar dibujo artístico tradicional, dándole una lámina que representaba un árbol con infinidad de hojas. Escobar se la miró y preguntó si tenia que copiar todas las hojas, tal y como estaban en la lámina. Al responder el profesor afirmativamente, el chico le dijo que volvería en otoño, cuando hubiesen caído todas las hojas.
 


Autocaricatura de Josep Escobar, con su inseparable pipa.

Su primera faena fue en la Delegación de la Tabacalera de Granollers donde al principio solo trabajaba una mañana a la semana ganando un duro al mes. Después de cuatro o cinco años en aquel puesto, entra como ayudante de farmacia con un salario de doce duros al mes. Finalmente, a los catorce años de edad, accedió a la delegación de Telégrafos, preparándose ya para unas oposiciones en Correos, hecho que lo obligó a trasladarse hasta Madrid. Según el mismo autor recordaba, ya allá revoloteaba el espíritu del futuro Carpanta, pues habían de imaginar los más increíbles trucos para poder pagar la comida y además, los edredones que tenían en la cama eran habitualmente trapos atados con nudos. A pesar de estar peripecias, en 1926 obtuvo plaza en Sabadell pero finalmente pudo trasladarse hasta Granollers, ante la alegría de su padre, que le dijo que por fin ya tenia el futuro asegurado. Ironías de la vida, pues en 1939, con el fin de la Guerra Civil y la instauración del régimen dictatorial, Escobar fue depurado del cargo, seguramente a consecuencia de colaborar en publicaciones "poco recomendables".

Pero volvamos un poco atrás. El autor publico su primera historieta en los años 20, cuando la revista "Virulet" de la editorial Baguñà convocó un concurso de historietas. A pesar de no cobrar absolutamente nada por ella, el hecho de ver el su trabajo publicado, fue un gran mérito. Posteriormente publicaría en la revista "La Gralla" de Granollers, pero su primer cargo fijo como dibujante no sería hasta poco después, cuando todavía llevaba pantalones cortos, que se presento en la editorial "El Gato Negro", posteriormente conocida como Editorial Bruguera. Allí, Joan Bruguera, director de la editorial, atendió al joven Escobar y le permitió dibujar una pagina cada dos semanas en la revista "El Gigronet". No obstante, los primeros meses todavía no había cobrado nada. Posteriormente colaboró como profesional en la revista "L´Esquella de la Torratxa" donde cobraría entre 10 y 12 pesetas por página. Finalizada la Guerra Civil Española, con la desaparición de muchas revistas, Escobar entró de nuevo en Bruguera como ilustrador, creando los personajes Zipi y Zape, Carpanta y Petra en la reaparición de la revista "Pulgarcito" en los años 40. Pero la mente inquieta de Escobar provoca que con compañeros como Cifré, Peñarroya, Conti o Giner creasen "Tio Vivo" de forma independiente de Bruguera. Esta nueva revista quería ser totalmente nueva y apartada del estilo que hasta entonces les habían impuesto. A pesar de un relativo éxito, la mala administración del editor provocó que la revista fuese adquirida por Bruguera. A partir de entonces, hasta el momento de su muerte, empieza la historia del Escobar que todos conocemos.

 

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