Durante la primera guerra mundial, el joven soldado Adolf Hitler perdió un testículo. En el hospital de campaña, una teutona consoló al futuro Führer mientras se reponía. ¿Quién hubiera imaginado que el testíulo superviviente de Adolf iba a funcionar a la perfeccción? Nadie. Ni siquiera él, que se olvidó de la enfermera y volvió a sus malvados planes de dominio mundial.
Pero... años más tarde, ya convertido en el infame genocida que siempre había querido ser, Adolf recibió la noticia de la existencia de su hijo. ¡Justo cuando comenzaba a preocuparle el temilla de la descendiencia! El problema: los aliados también lo sabían. El problemón: el niño estaba enamorado de una muchacha un poco... judía.
64 páginas - Color - Formato: Cartoné - 24 x 32 cm.