La vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades (más conocida como Lazarillo de Tormes) es una novela española anónima, escrita en primera persona y en estilo epistolar (como una sola y larga carta), cuyas ediciones conocidas más antiguas datan de 1554 (impresas en Burgos, Medina del Campo, Alcalá de Henares y Amberes, aunque es muy probable que existiese una edición más antigua, de 1553 o 1552, cuyo éxito generase las cuatro simultáneas ediciones posteriores conservadas). De la edición de Amberes se conservan siete ejemplares distintos, en tanto que solo hay uno de cada una de las otras tres ediciones. El ejemplar más recientemente descubierto es el de la edición de Medina del Campo, que apareció en 1992 emparedado en una casa de la Plaza de Nuestra Señora de Soterraño de la localidad de Barcarrota, provincia de Badajoz. Hay diferentes hipótesis sobre su autoría. Varios expertos relacionan al autor con el círculo erasmista de los hermanos Valdés. Siguiendo esta hipótesis se ha atribuido la obra a Juan de Valdés o a su hermano Alfonso, aunque también a otros erasmistas como Juan Maldonado, Hernán Núñez de Toledo o Juan Luis Vives, entre otros, así como al jerónimo fray Juan de Ortega, a Diego Hurtado de Mendoza, a Sebastián de Horozco, a Juan Arce de Otálora, al secretario real Gonzalo Pérez, a Fernando de Rojas, al protestante Francisco de Enzinas, etc. En cualquier caso, como consecuencia del duro planteamiento crítico de la obra, resultó su inclusión en el Índice de libros prohibidos de la Inquisición, la cual permitió al cabo la circulación de una versión expurgada de los pasajes anticlericales. La obra no volvió a ser publicada íntegramente hasta el siglo XIX, siendo a partir de entonces muy traducida e imitada. Su influjo, profundo, marcó tanto la literatura española que podría decirse que sin ella no habrían podido escribirse ni Don Quijote de la Mancha ni la treintena de novelas picarescas españolas y extranjeras que se han conservado. La novela es un esbozo irónico y despiadado de la sociedad del momento, de la que se muestran sus vicios y actitudes hipócritas, sobre todo las de los clérigos y religiosos. En ella se cuenta de forma autobiográfica la vida de un niño, Lázaro de Tormes, en el siglo XVI, desde su nacimiento y mísera infancia hasta su boda, ya en la edad adulta. Es considerada precursora de la novela picaresca por elementos como el realismo, la narración en primera persona, la estructura itinerante, el servicio a varios amos y la ideología moralizante y pesimista. Es precisamente el uso de la estructura anular, que acaba concluyendo con lo que se inicia, lo que hace de la novela una obra redonda; por otra parte, es la primera novela polifónica de la literatura española. La epístola que conforma la narración está destinada a «Vuestra Merced», tratamiento que implica alguien con superior condición social, y está motivada por «el caso», hecho del cual este ha oído hablar, y cuya versión personal pide a Lázaro, parte implicada en él, le explique. Así figura ser una especie de confesión y el personaje es un alto dignatario eclesiástico, quizá el Arzobispo de Toledo, que habría oído los extraños rumores que circulan sobre la extraña conducta sexual del Arcipreste de San Salvador, como llegamos a saber al fin del libro, según los cuales este arcipreste estaría amancebado con la mujer de Lázaro. La originalidad del libro, sin embargo, trastoca cualquier molde y crea un subgénero literario específico realista, la novela picaresca, mediante el recurso a la parodia de narraciones caballerescas idealizantes del Renacimiento: a las rimbombantes epopeyas de gestas guerreras y los libros de angélicos pastores y cortesanos enamorados se opone una epopeya del hambre, que mira solamente a cuanto hay por debajo del cuello de golilla y se preocupa solamente de la subsistencia, en línea con la tradición realista de la literatura española, revitalizada entonces por La Celestina y sus continuaciones. La temática del Lazarillo de Tormes es moral: una crítica acerba, incluso una denuncia, del falso sentido del honor («la negra que llaman honra») y de la hipocresía. La dignidad humana sale muy malparada de la sombría visión que ofrece el autor, nihilista y anticlerical. La vida es dura y, tal como aconseja el ciego a Lázaro en la obra, «más da el duro que el desnudo»; cada cual busca su aprovechamiento sin pensar en los otros, por lo que, como se dice al principio de la obra, arrimándose a los buenos «se será uno de ellos»: esto es, para ser virtuoso hay que fingir ser virtuoso, no serlo. Sin duda alguna, se trata de la visión de un humanista desencantado, acaso judeoconverso y erasmiano, a pesar de que Marcel Bataillon niega el influjo directo de Erasmo en la obra. El Lazarillo de Tormes es una obra artística de primer orden; lo es por su originalidad, su valor humano, su trascendencia literaria y cultural, su estilo (el castellano equilibrado, preciso y oral que preconizaba Juan de Valdés) y su lenguaje: un castellano clásico modélico, flexible y expresivo, sutilmente irónico, donde abundan las geminaciones y los isocola, y donde no se desprecian y se ponen al mismo nivel el castizo refrán y la cita culta. Gran parte del material e incluso de los personajes son de origen folclórico y tradicional; hay cuentecillos y facecias tomados del rico acervo popular. La obra, sin embargo, crea sus propios precedentes y contiene, asimismo, una variada panoplia de técnicas narrativas: la suspensión, de la que hará un inteligente uso Cervantes, como en el episodio del buldero; o la gradatio narrativa en ascensión hacia el anticlímax, como en el caso del ciego o el clérigo de Maqueda. El personaje de Lázaro evoluciona, no es plano ni arquetípico: cambia y evoluciona, y va pasando de ser un ingenuo a un cínico redomado, aprendiendo de las lecciones que le da la vida. Tan es así que el final, lejos de ser positivo, sin embargo, es vivido por el personaje como lo mejor que le podía haber pasado teniendo en cuenta toda la trayectoria vital que le precede. La infidelidad de su mujer, por tanto, no es nada comparado con las vejaciones que ya ha sufrido. Cada personaje plano, por otra parte, se halla completamente individuado y caracterizado sin maniqueísmo: la crueldad del ciego, que no es absoluta; el idealismo soñador y orgulloso del escudero pobre, un personaje al parecer folclórico luego retomado por Cervantes; el diálogo entre conciencias en el cual se atisba la humana comprensión que después será patrimonio casi exclusivo de Cervantes, en el episodio del criado y el escudero; o la avaricia, mezquindad e hipocresía del clérigo. El valor psicológico y humano es patente en el tratado tercero, que se ha querido ver como el anticipo de la novela polifónica moderna; por otra parte, el Lazarillo de Tormes bosqueja ya los rasgos fundamentales de un género de amplia trascendencia española y europea, la novela picaresca, que se configurará definitivamente con el Guzmán de Alfarache (1599) de Mateo Alemán, más moralizado y pesimista todavía. ARGUMENTO La obra es, en realidad, una larga epístola que el «autor» envía a un corresponsal anónimo (a quien trata de «Vuestra Merced»). Está dividida en siete tratados y cuenta en primera persona la historia de Lázaro, un niño de origen muy humilde; aunque sin honra, nació en un río de Salamanca, el Tormes, como el gran héroe Amadís; quedó huérfano de su padre, un molinero ladrón llamado Tomé González, y fue puesto al servicio de un ciego por su madre, Antonia Pérez, una mujer amancebada con un negro, Zaide, que le da a Lazarillo un bonito hermanastro mulato. Entre «fortunas y adversidades», Lázaro evoluciona desde su ingenuidad inicial hasta desarrollar un instinto de supervivencia. Es despertado a la maldad del mundo por la cornada de un toro de piedra, embuste con el que el ciego le saca de su simpleza; después rivaliza en astucia con él en diversos célebres episodios como el de las uvas o el jarro de vino (un modelo de narración clásica) hasta que se venga devolviéndole la cornada de piedra con otro embuste, que le vale al cruel ciego descalabrarse contra un pilar. Pasa luego a servir a un tacaño clérigo de Maqueda que lo mata de hambre, y al que sisa algo de pan de un arca que tiene; el clérigo lo confunde a oscuras (en su boca silba accidentalmente la llave del arca, escondida mientras duerme) y, tomándolo por culebra, descubre el engaño, le da una tremenda paliza y lo despide. Después entra a servir a un hidalgo arruinado cuyo único tesoro son sus recuerdos de hidalguía y de dignidad; Lazarillo simpatiza con él, ya que aunque no tiene nada que darle, por lo menos le trata bien, si bien recurre a esa simpatía que despierta para conseguir que le dé parte de los mendrugos que consigue el muchacho al pedir limosna, ya que él no posee la dignidad de la hidalguía. El patético escudero termina por abandonar la ciudad y Lazarillo se encuentra de nuevo solo en el mundo. Más adelante sirve Lázaro a un sospechoso fraile mercedario, tan amante del mundo que apenas para en su convento y le hace reventar los zapatos. Según Aldo Ruffinatto, habría una alusión a las reformas monásticas por entonces de moda, en el sentido de «descalzar» o hacer más rigurosos los estatutos del clero regular, o quizás alusión a actividades sexuales hetero u homoeróticas. Sin embargo, Francisco Rico asegura que «no hay el menor indicio para suponer tal escabrosidad», pues el sentido del texto es una simple abbreviatio o reticencia, procedimiento abundantemente usado antes, como cuando relatando sus aventuras con el ciego, Lázaro dice «por no ser prolijo, dejo de contar muchas cosas [...]», en elipsis que era común para terminar las cartas, teniendo en cuenta que toda la obra es una larga epístola. El tratado quinto es más extenso: narra una estafa realizada por parte de un vendedor de bulas o buldero. Lazarillo sirve al buldero y asiste como espectador, sin opinar, al desarrollo del timo, en el cual finge el buldero que alguien que piensa que las bulas no sirven para nada, está poseído por el diablo, cuando en realidad está compinchado o conchabado con él; esto se descubre a posteriori, con una hábil técnica de suspensión. También este tratado sufrió la poda de la censura. Los restantes y breves tratados narran cómo Lázaro se asienta con otros amos, un capellán, un maestro de hacer panderos y un alguacil y se hace aguador. Por último consigue el cargo de pregonero gracias al arcipreste de la iglesia toledana de San Salvador, quien además le ofrece una casa y la oportunidad de casarse con una de sus criadas, con la finalidad de disipar los rumores que se ciernen sobre él, ya que era acusado de mantener una relación con su criada. Sin embargo, tras la boda los rumores no desaparecen y Lázaro comienza a ser objeto de burla por parte del pueblo. Lázaro sufre la infidelidad con paciencia, después de toda una vida de ver qué es el honor y la hipocresía que encubre la dignidad realmente, ya que eso al menos le permite vivir, y con ello termina la carta, un cínico alegato autojustificativo que ridiculiza la literatura idealista del momento. Lázaro afirma que ha alcanzado la felicidad, pero para ello ha debido perder su honra, pues los rumores afirman que su mujer es la amante del arcipreste. Para mantener su posición, Lázaro hace oídos sordos a dichos rumores.
COLECCIÓN «BIBLIOTECA DE EL SOL» El Sol fue un periódico fundado en 1990 por el destacado editor y mecenas cultural español Germán Sánchez Ruipérez (Peñaranda de Bracamonte, Salamanca, 1926—República Dominicana, 2012), a la sazón fundador y presidente del grupo editorial Anaya y de La Casa del Lector de Madrid. La publicación se inspiró en el diario El Sol, histórica cabecera madrileña fundada en 1917 y desaparecida con la Guerra Civil de 1936. Dirigido por el periodista José Antonio Martínez Soler (JAMS) y editado por Cecisa (Grupo Anaya), el nuevo periódico El Sol fue el primer diario español que contó con una redacción totalmente informatizada. En 1991, El Sol se convirtió también en el primer diario nacional con regalos promocionales, fomentando la lectura y la cultura con una colección de libros en formato económico, denominada Biblioteca de El Sol, editados, al igual que el periódico por Cecisa (Compañía Europea de Comunicación e Información, S.A.). Llegó hasta los 325 títulos, muchos de los cuales comienzan a ser muy buscados por coleccionistas de rarezas y curiosidades editoriales. Esta colección fue muy popular durante su lanzamiento y ha adquirido un considerable potencial de revalorización en el tiempo, no por razones de calidad técnica editorial sino de índole literaria, artística e histórica: la efímera existencia del periódico con el que se distribuyó y de la empresa editora Cecisa; el que detrás de esta iniciativa de fomento de la lectura se encuentre el empeño personal del reputado editor y mecenas cultural Germán Sánchez Ruipérez; la gran calidad literaria de las obras publicadas, tanto las clásicas y contemporáneas como los libros que se editaron exclusivamente para esta colección; el innovador formato de edición y promoción; la publicidad inserta en un faldón de portada y a toda página en contraportada; las ilustraciones de las portadas, con el característico diseño gráfico de Rodrigo Sánchez sobre el arte conceptual firmado por un amplio elenco de dibujantes e ilustradores nacionales: Luis Mesón, Ángel Uriarte, Carlos Arroyo, Humberto Blanco, José Carlos Cazaña, Ana Isabel González, José L.N. Salinas, Carmen Cano, Natalia Parejo, Sergio Señán, Carmen Trejo, Ricardo Salvador, Jesús Rica, Emma Navarro, C.C. Nieto, Miguel Gutiérrez, Carlos Requejo, José María Requejo e Ignacio Catalán. El periódico El Sol existió apenas durante dos años, cerrando en 1992 como consecuencia de las bajas ventas y su inestabilidad económica y directiva. |