De hombre luminoso a hombre invisible es una novela que entrelaza la cruda realidad de la España arcaica y beata, evocando la obra de Lorca, con el éxodo rural y las dificultades enfrentadas por los inmigrantes del sur en las ciudades del norte. Jesús Amaya expone la soledad y la vulnerabilidad del individuo con un estilo intimista, buscando cerrar viejas heridas y transmitir palabras nunca dichas. Los diálogos, llenos de jerga y coloquialismos, ofrecen una crítica ácida y una aguda sorna. La obra culmina con un alegato en primera persona, donde el hijo se sincera y expresa todo lo que debió comunicar a su padre en vida.