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CRUCIFIJO DE PLATA ARMA CHRISTI - SÍMBOLOS DE LA PASIÓN - S. XVIII - B
CRUCIFIJO DE LOS LLAMADOS ARMA CHRISTI , CONTENIENDO LOS INSTRUMENTOS DE LA PASIÓN
ESTÁ REALIZADO SOBRE BASE DE MADERA
CORRESPONDE AL SIGLO XVIII
MEDIDA:
12 X 30 X 1,7 CM.
Revista de Folklore
LOS “ARMA CHRISTI” EN LOS CRUCIFIJOS POPULARES - LUIS MIRAVALLES
"Estos crucifijos que se ofrecían, hacia los años setenta en los rastros de Valladolid casi como baratijas sin ningún valor, estaban totalmente recubiertos con una espesa capa de purpurina plomiza y que afortunadamente podía desprenderse con suma facilidad, dejando al descubierto el tesoro de toda la riqueza de los ARMA CHRISTI.
Lo que resulta muy evidente es que sus autores anónimos, de algún modo conocían las tablas y grabados que hemos mencionado anteriormente. Sólo es necesario comparar todas las figuras y veremos que en los crucifijos se repiten la mayoría de los instrumentos de la Pasión, excepto las caras por ser de gran dificultad de elaboración para los autores populares. Sin embargo podemos observar la presencia de otros signos que no existen ni en la tabla de la Misa de San Gregorio ni en el grabado de Orozco, como son la cuerda del prendimiento y la calavera de Adán al pie de la Cruz o el Sol y la Luna, como representación simbólica del día y la noche sobre los que reina Cristo.
Queremos asimismo llamar la atención sobre ciertos aspectos, que aunque son ajenos a los ARMA CHRISTI, resultan al menos verdaderamente extraños y curiosos y sobre los cuales podemos aventurar una hipótesis, no sin cierto riesgo de equivocarnos. Nos referimos a las plumas que recorren la cabeza de Cristo y el Paño sudoroso que recubre la parte inferior de su cuerpo, en uno de los crucifijos (figura 3).
Las plumas eran el símbolo de poder y mando de algunos jefes de los indígenas que se encontraron los primeros conquistadores de Hispanoamérica, y en cuanto a la falda de Cristo, junto con el pudor que fomentaron los evangelistas, nos recuerda la riqueza de algunos bordados que también aparecen en el famoso Cristo de Burgos.
En el otro crucifijo (figura 4) los rasgos del rostro de Jesús y la calavera en forma de calabaza son también típicamente indígenas, tal vez de México.
Nuestra hipótesis que habría que demostrar con una investigación posterior mucho más rigurosa, es que estos crucifijos pudieron ser elaborados por indígenas habilidosos, naturalmente instruidos por los primeros frailes evangelizadores que tomaron los grabados impresos en libros para su adoctrinamiento. No nos olvidemos que en algunas naciones, como México, se fundaron Universidades con sus propias bibliotecas y la imprenta comenzó a imprimir también muy pocos años después de la conquista. En los siglos XVII y XVIII hubo asimismo muchos talleres en México donde se fabricaban joyas y cruces por operarios nativos, y cuyas piezas se traían a España.
Sea de donde sea su procedencia, no podemos negar cierta influencia indígena. Son trabajos de orfebrería menor, desde luego nunca un producto de plateros profesionales. Tampoco tenían sus autores grandes conocimientos anatómicos a juzgar por las enormes deficiencias que presentan sobre todo los brazos y las piernas de Cristo, pero todo ello no significa que estos crucifijos no sean dignos de estudio y valoración.
En el contexto de la religiosidad que imperaba en la España del siglo de oro, cumplieron perfectamente su cometido, como lo fueron en su día las pinturas murales o los capiteles del Románico.
El pueblo llano o la clase campesina, ya no tan mísera en ciertas regiones de España, podía permitirse la adquisición de estos crucifijos, que no suponían ni mucho menos un lujo al no ser trabajos de joyería preciosa.
Por otra parte, contribuían a fomentar la devoción y la piedad, tanto entre los indígenas como entre el público peninsular que gustaba de todo tipo de representaciones barrocas, como lo fueron los Autos Sacramentales"