Esta es una de las primera cámaras réflex autofocus. Es la primera de una serie: a final del 87 salió la 200AF, en el 91 la 270AF y por último la 300AF en el 93.
Es una cámara muy bien construida y diseñada, aunque sin grandes pretensiones. Estaba orientada al aficionado.
Sus principales ventajas son la posibilidad de intercambiar las pantallas de enfoque, de disparar automáticamente por pre-enfoque (Trap-Focus), y su buen acabado robusto y agradable.