Un disco soberbio, repertorio de exquisiteces (el tema septembrino de Kurt Weill) que incluye un escalofriante balance vital llamado FUE UN AÑO ESTUPENDO. que el artista lleva a su terreno con ribetes existencialistas y con arreglos orquestales sublimes. Lo de EL HOMBRE ES COMO EL AUTO de Mario Clavel podría ser lo mismo pero no (filosofía más populachera). Portada delicada, vinilo bien.