El showman vienés en su etapa televisiva cuando prolongó en este medio su gran popularidad ganada en tantas revistas musicales (era omnipresente, pero también había menos aparatos televisores, dicho sea en su descargo). Un disco representativo de su humor descacharrado, simpatía plomiza y algo chevalierizada, de bonhomia algo anticuada pero efectiva en su patrón clásico. Atención a sus versiones de EL BOOGIE DE LA NIÑERA y del twist MIRA COMO BAILO YO. Adolfo Ventas hace que lo baile él y cualquiera