Un clásico queer (del travestismo, en concreto) de la comedia musical anglosajona en su versión ibérica por un insospechado y algo forzado Martínez Soria, en su habitual registro monocorde. Hubo de esperarse 13 años para que se llevase al cine (tomando la obra de Dionisio Ramos) resultando un sonoro fracaso critico-comercial.