Los jovenes conocidos en Europa como menores extranjeros no acompañados migran bajo una doble condicion: son menores (a quienes hay que proteger) y al mismo tiempo extranjeros (a quienes hay que controlar y, en su condicion de irregulares, expulsar). Esto provoca una paradoja, pues la legislacion internacional de proteccion de la infancia dispone que cualquier menor solo sea tutelado por el Estado al encontrarse en situacion juridica de desamparo. De ahi que la mayoria de estos adolescentes esten siendo acogidos por las entidades publicas responsables de la proteccion de menores. Sin embargo, el presente libro demuestra que estos dispositivos del Estado del Bienestar tambien han recibido competencias implicitas en la politica migratoria: evitar el efecto llamada que la acogida institucional supone.