Horadamos la tierra, la excavamos en busca de sus mejores piedras, bajamos a sus entrañas con la esperanza de encontrarlas, perfeccionamos nuestras herramientas de precision, encerramos pajaros en jaulas para que nos avisen con su muerte de la aparicion del gas en las oscuras galerias de las minas. Los poemas de este tercer libro de Esther Ramon, quien finalizo su escritura en el 2004, delimitan una geometria insuficiente, un mapa impreciso que se traza hacia abajo, hacia dentro, capa por capa. La esforzada labor de los hombres que se alejan del sol y buscan colores subterraneos, en la corteza del tiempo que nos sostiene, que sueñan con hallar las piedras preciosas que los sanen, con su enterrada belleza, que no ignoran los peligros de su interno itinerario: el derrumbe, la separacion, la ceguera, el temido encuentro con un inesperado y letal gas grisu.