Desde el decreto de expulsion en 1767 hasta nuestros dias, los jesuitas reunieron numerosas explotaciones. La administracion de dichos bienes y la enajenacion de los mismos generaron el ramo de Bienes de Temporalidades que requirio atencion administrativa, un equipo de personas a su cuidado, un presupuesto y espacios donde conservar el voluminoso archivo, que estuvo a punto de desaparecer para ahorrarse los gastos de custodia y conservacion.