Desde un perspectiva geográfica, el País Vasco constituye un magnífico ejemplo de un territorio de gran interés para su descripción e interpretación. Ese interés se basa en el principal carácter que lo define: su diversidad. No resulta fácil encontrar en Europa un espacio que reúna, en tan reducidas dimensiones, tanta riqueza de comarcas y ámbitos heterogéneos. Y esta pluralidad no impide un unidad básica, que lo diferencia de los territorios circundantes y le concede una destacada originalidad. Su cohesión como región europea singularizada proviene de su trayectoria histórica e institucional y de unos rasgos culturales únicos, entre los que destaca la conservación de un idioma propio, el euskera