Asimov es uno de los maestros indiscutibles de la narrativa de anticipación, con una obra amplísima y diversa que participa a un tiempo de las constantes de la escuela americana -su interés por la trama narrativa, por la historia bien contada- y de los esquemas de rigor científico que caracterizan a la ciencia-ficción soviética. El título que centra este volumen crea una atmósfera obsesiva en torno al descubrimiento del sexo por unos seres que han llegado a perder incluso la noción de identidad corporal. Los restantes relatos inciden igualmente en el juego deslumbrante de ingenio -Asimov es un notable discípulo de Chesterton-, basado en la confrontación de los fenómenos apasionantes de las nuevas magnitudes con las fórmulas estereotipadas de lo que llamamos "sentido común". Sin lirismos trasnochados y sin ninguna pretensión de profecía, la obra de isaac Asimov cuenta entre lo más válido que se haya elaborado en el terreno de la ficción científica.