Relatos escritos en 1870, que tienen el único nexo de ambientarse en el barrio praguense de Malá Strana, una suerte de microcosmos que sirve al escritor para introducirse en la vida de unos cuantos personajes mundanos, representantes de estados y clases sociales, y dar cuenta de sus miserias cotidianas, de sus deseos insatisfechos, de sus costumbres imperecederas y, por encima de todo, de sus inconmesurables ganas de vivir.