Novela singular dentro de la obra de José Sbarra, Aleana se construye alrededor de un personaje que condensa, con una fuerza poco frecuente, el peso de las marginaciones universales. Lejos de cualquier lectura superficial, la figura de Aleana encarna la tragedia de quienes quedan fuera del orden social por asumir la verdad, el amor y la libertad como actos naturales, chocando de frente contra la maquinaria de las convenciones.
El texto que Sbarra elabora no es solo la historia de un amor o de una insubordinación íntima: es un drama de resonancia metafísica que explora la sensibilidad lírica de la especie, la respiración poética que sobrevive incluso en los márgenes más duros. La novela trabaja esa zona donde lo humano se enfrenta con el egoísmo y la mediocridad, exponiendo la condena de quien se atreve a vivir sin máscaras.
Habitante de un Buenos Aires subterráneo y nocturno, Aleana surge como una imagen indeleble. Sbarra la inscribe en una prosa que parece simple, pero que actúa por capas, dejando al descubierto lo que cala hondo: esa luz original que la vida intenta apagar y que la literatura logra preservar. El libro, en ese gesto, confirma una de las virtudes centrales del autor: ver lo que los demás no ven y ponerlo en palabra.