Comares (Col. La Veleta, 74), Granada, 2010. 20,5x13,5 cm. 192 págs. Rústica con sobrecubierta. Viñeta de Antón Patiño. Perfecto estado. // Edición de Carlos Pujol // Edición bilingüe en páginas enfrentadas // La literatura francesa moderna es muy urbana, más aún, parisiense en mayor o menor medida. Salvo excepciones, y la más señalada es la de este insólito poeta que fue y quiso ser siempre un aldeano de la región del sudoeste en que había nacido, el Bearn, el País Vasco. Un solitario y sedentario rodeado de naturaleza en la lejanía de su remota provincia, que parece bastarse a sí mismo, que incluso exagera, como si no quisiera deber nada a las sofisticadas gentes de París. Ellos son el esplendor del artificio, el fingimiento hecho arte rebuscado, él una voz sencilla y natural que compara tantas veces al canto de los pájaros o al rumor de las fuentes, frente a la nueva poesía que, desde Baudelaire a las vanguardias, suele evocar ambientes cerrados, y a poder ser sucios y humosos // Colección dirigida por Andrés Trapiello //