Este ensayo clásico del pensamiento histórico y filosófico desarrolla la teoría del “gran hombre” como motor de la historia. Carlyle estudia figuras como Mahoma, Lutero o Shakespeare para defender que el progreso no nace de las masas, sino de individuos excepcionales dotados de visión y coraje. Con estilo enfático y provocador, propone una visión casi religiosa del liderazgo y la influencia personal en la transformación del mundo. Un texto clave del siglo XIX, tan inspirador como polémico.