Alba, Víctor. Historia social de los intelectuales.
Barcelona: Plaza & Janés, 1976. - 459 p.
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Los intelectuales han ejercido siempre una influencia importante en la sociedad, tal vez no tanto como ellos mismos piensan, pero más de lo que, en general, desean quienes la controlan. Existen abundantes historias del pensamiento, de las ideologías, de las tendencias y corrientes creadoras de los intelectuales, ya sean éstos escritores, artistas, filósofos, científicos o ideológos. Pero no hay -que yo sepa- ninguna historia de la condición social de los intelectuales, es decir, de la posición que han ocupado en las distintas sociedades, de su nivel de vida, de los problemas materiales que se les ha planteado.
La Historia convencional trata a los intelectuales como si fueran seres sin cuerpo, todo mente, como si no hubieran de enfrentarse con las cuestiones que se les plantean a los demás mortales: alimentarse, alojarse, viajar, sostener a una familia, defender sus intereses...
Este libro trata de subsanar, de modo esquemático, este vacío en la historia social. No se referirá, pues, a la producción de los intelectuales... sino a sus condiciones de vida material y a sus relaciones con el poder, que condicionan a menudo su labor y que no dejan de influir en su creación.
La obra no constituye un frívolo ejercicio de erudición. La situación de los intelectuales en la sociedad está cambiando. Sus funciones evolucionan hasta el punto de que cabe prever un momento próximo en que no se parecerán en nada a las que tradicionalmente se les asignaban. Por tanto, conviene conocer los antecedentes de estos cambios, para poder juzgarlos y, según sea nuestro juicio, tratar de influir en la dirección que tomen.
El autor, aunque objetivamente puede ser considerado un intelectual, no se siente, subjetivamente, tal.... Por eso, el presente libro no será en modo alguno, una defensa o una justificación de los intelectuales, ni tampoco -claro está- una diatriba o un llamamiento al antiintelectualismo. Los intelectuales han existido y existen. Como todo lo que es, merece su historia.