Los esquimales, o Inuit, utilizan estas máscaras en los rituales nocturnos, en los que el chamán reproduce los movimientos de las estrellas, comunicándose con el firmamento y estableciendo una relación entre los humanos y el duro clima en el que tienen que sobrevivir. Junto con otras piezas de arte tribal se ha incorporado en la iconografía del surrealismo y las vanguardias del siglo XX.