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Estas revelaciones han clausurado 36 años de interrogantes sobre las circunstancias de la muerte de este "trabajador de la música", como le gustaba definirse. El 29 de mayo la dirección del Partido Comunista de Chile (PCCh) visitó a Joan Jara para expresarle toda la solidaridad del Partido al que perteneció. Tres días después, el juez Juan Fuentes ordenó la exhumación de sus restos, ya que su cadáver nunca fue sometido a una autopsia.
Durante su reclusión en el Estadio Chile, Víctor Jara pudo conversar con compañeros comunistas detenidos, como Marcos Suzarte, quien señala que el autor de "Te recuerdo Amanda" intuía su muerte, ya que les expresó: "Estos van a asesinarme. El fascismo se ha instaurado en nuestro país, ésta es una dictadura criminal, asesina". Precisamente, fueron sus camaradas, en concreto el abogado Boris Navia, quien logró proteger y sacar de Chile los versos de su última e inconclusa canción, "Estadio Chile", que escribió en aquellas horas: "… ¡Qué espanto causa el rostro del fascismo! / Llevan a cabo sus planes / con precisión artera sin importarles nada. / La sangre para ellos son medallas. / La matanza es acto de heroísmo…".
Junto con el valor de Víctor ante sus carceleros y torturadores, queremos rescatar la dignidad revolucionaria de aquellos dirigentes comunistas. Uno de los agentes de la DINA que compareció ante el juez Víctor Montiglio, Ricardo Lawrence, relató un encuentro en una de las cárceles secretas de la dictadura entre el general Pinochet y Víctor Díaz, subsecretario general del PCCh, quien, a pesar de las atroces torturas que padecía, le espetó al tirano que "atacar al Partido Comunista era como sacar el agua del mar con un balde".
Las revelaciones sobre su asesinato se unen al esclarecimiento, también por la vía judicial, del cruel final de los principales dirigentes comunistas secuestrados, torturados y hechos desaparecer por la DINA a lo largo de 1976, cuando el PCCh fue casi destruido. Estas pesquisas, inducidas por la sucesión de querellas presentadas contra Pinochet en Chile desde que el 12 de enero de 1998 Gladys Marín (entonces secretaria general del PCCh) interpusiera la primera, permitió conocer en 2007 que los miembros de las dos direcciones clandestinas que cayeron en mayo y diciembre de 1976 fueron torturados por los agentes de la Brigada Lautaro de la DINA, hasta ese momento absolutamente desconocida.