1980,Rústica,rascada en cubierta.SINOPSIS:La imaginación aragonesa tiene un hito en la antigua pero remozada casa solariega de los Almudévar de Siétamo. Desde su solanar, o desde las cercanas y venerables ruinas del maltrecho palacio del Conde de Aranda, Ignacio Almudévar, otea el horizonte y recrea su vista en las queridas tierras somontanesas, azotadas por mil soles y de vuelta de tantas cosas. Su retina se impresiona con el ocre sobre el que navega el castillo de Montearagón, de quebrado esqueleto, con el verde terroso de los viejos olivos que reptan por laderas y márgenes, con el oro pajizo de los trigos generosos.