Fernando lleva una existencia solitaria. Huyendo de su vida anterior se ha trasladado a un pequeño apartamento en el barrio de Lavapiés. Perdido recorre las calles con una cámara de fotos y unas gafas que pertenecieron a su padre recientemente fallecido buscándole en los rostros de las personas a las que retrata. Su deambular le llevará a conocer a Irina una joven lituana recién llegada a Madrid. A partir de entonces sin abandonar el fantasmal puzle de un hombre muerto verá cómo su existencia da un giro al tratar de completar otro aún más complicado: el de la misteriosa mujer que acaba de conocer. Al fondo hay un mundo oscuro pero Fernando no puede renunciar a la luz que ha comenzado a iluminar su vida...