Este libro de Anthony Northey nos muestra al hombre que soñaba con viajar a otras tierras y «ver a través de la ventana campos de caña de azúcar o cementerios mahometanos», como escribe a su fiel amigo Max Brod, y que pasó su corta vida trabajando en una compañía de seguros praguense, y sólo tuvo aliento para los inolvidables vuelos de la imaginación que conocemos por su obra y que en este libro aparecen, paso a paso, en la cruda y amarga realidad.