En "El Faraón", Gedge plasma con gran habilidad los detalles del reinado de Ajenatón, el faraón que promulgó la adoración al dios solar Atón, alejándose de los anteriores credos egipcios. Este conflicto religioso, sumado a la decadencia del poder egipcio durante su mandato, hace de esta obra una narrativa absorbente y de gran valor historiográfico.