Ioannis, un viejo revolucionario griego, vuelve a Atenas. Ha sufrido mucho, sus pulmones destrozados por los trabajos forzosos que le impusieron los alemanes,le aportan más dolor que oxigeno y sólo el alcohol le ayuda a paliar su angustia y moral. Lleva consigo unos cuantos kilogramos de explosivos y un pesado lastre de ideas en las que ya no sabe si creer. En la capital griega, todo se conjuga contra é, enfrentandole a un sentimiento de culpabilidad que acaba por resultar insoportable.