Una extravagante imitación de calesa, que parecía más bien un vulgar carromato, construida de madera tosca en la que el cepillo apenas había hecho senti su eficacia pulimentadora, sin capota, y a cuya limonera estaba enganchado un jamelgo que a duras penas podía tenerse en pie, se hallaba detenida frente al taller de grabados y pinturas de Luzán y Martínez, es una de las calles del populoso y castizo barrio de San Pablo, de Zaragoza.