Juego de la Oca de Palencia - Editorial Maxtor

Autor: Editorial Maxtor

Ref.: 978-84-9001-980-1 // RESUMEN: Revisión del tradicional Juego de la Oca que todos conocemos, basado en distintas temáticas y regiones de nuestra geografía, recorriendo su cultura, tradiciones, monumentos, gastronomía y personajes ilustres a través de sus 63 casillas, con un enfoque didáctico y cultural.
La ciudad de Palencia guarda en su seno un importante legado artístico, pero no vive celosa de ocultarlo, al contrario, está dispuesta y deseosa de mostrarlo a todo aquel que se acerque a recorrer sus calles y adentrarse en su corazón.
Sus museos contienen obras artísticas que no dejan de conmovernos, obras de los grandes maestros como El Greco, Zurbarán, Berruguete, Juan de Flandes..., que podemos contemplar si visitamos la Catedral, el Museo de Palencia, el Museo Diocesano... También hay que destacar la Fundación Díaz-Caneja, donde podremos admirar la obra de este artista español contemporáneo.
Iglesias, Conventos, edificios modernistas, diseminados por las entrañas de la ciudad, harán de nuestra visita todo un descubrimiento y, casi con toda probabilidad, nos incitarán a seguir callejeando para descubrir todos sus acogedores rincones. Si estuviéramos obligados a destacar un monumento por encima del resto, tendríamos que nombrar la singular Catedral de San Antolín, una magnífica obra arquitectónica repleta de detalles góticos y renacentistas, y cuya alma descubriremos al visitar su cripta, con un origen que se remonta al siglo VII.
Si necesitamos un descanso nada mejor que pasear por las distintas zonas verdes que envuelven la ciudad, la Huerta de Guadián, el Parque de la Carcavilla, Monte el Viejo, el Parque Isla dos Aguas o, de manera destacada, el Salón de Isabel II, mejor dicho, “El Salón”, simplemente.
Pero no todo lo extraordinario de Palencia habita entre sus calles. A las afueras, apostado sereno y vigilante sobre un cerro, el Cristo del Otero, escultura de más de 20 metros de altura, nos dará la bienvenida al llegar, nos acogerá mientras recorremos las calles de su ciudad, y nos despedirá con cierta nostalgia cuando nos vayamos. A sus pies, si contemplamos la ciudad, todo resulta fascinante.