SANTUARIO RUPESTRE PREHISTÓRICO DE EL MISTERIO DE LA VIDA. Lectura e interpretación de los grabados

Autor:		LUIS BENITO DEL REY

Edita: Ayuntamiento de Vilvestre. Colabora la Diputación de Salamanca. Fotografías del autor menos la que lleva el número 23. Figuras: de los autores. Salamanca, 2007. Local. Prehistoria. Arquitectura. Religión. Historia. Iconografía. Encuadernación en Tapa Blanda de editorial Ilustrada en delantera y trasera con Solapas. Estado de Conservación: COMO NUEVO el cuerpo e interior del libro en cuanto a su lectura y compostura. INTACTO. Excelente Estado la cubierta. 24x17 cms. 142 páginas. Presenta Mapa desplegable y 38 Figuras y Grabados en blanco y negro. En los grabados del monumento de El Muro, en el santuario rupestre prehistórico de Vilvestre (Salamanca) se refleja el proceso completo, crónicamente desarrollado, de unos hechos naturales que conducen a la generación de la vida. Se representa, esquemática y simbólicamente, a los miembros de la unidad básica de una sociedad: padre, madre, hijos e hijas, es decir, la familia; por eso, digo que el santuario estuvo dedicado a El Ministerio de la Vida en familia. Aunque haya escenas eróticas en los grabados, no es un santuario dedicado al sexo, ni tampoco dedicado a Venus, como diosa de la belleza y del placer, o del descanso del guerrero. No es nada de eso, en absoluto. Es, si cabe, todo lo contrario, pues el monumento de El Muro es mucho más que sexo. Es verdad que lo utiliza en la escena de las cópulas, pero no en sí mismo y sólo para satisfacer la sexualidad, sino sobre todo y fundamentalmente como medio para conseguir la finalidad que tiene, que es la preñez de la mujer, cuyo resultado es el parto, en una palabra, la procreación; es el asegurar la continuidad de la especie humana con la defensa de la vida. Ése es su sentido final y más importante, como se percibe claramente en las escenas que allí se desarrollan. El artista prehistórico que lo graba no inventa nada; solo observa y recoge la manera de obrar que tienen la naturaleza, y así nos la transmite. Tal proceso fue considerado sin la menor duda sagrado por los hombres prehistóricos, que le dedicaron un Santuario, porque lo tenían como una divinidad. Tal divinidad era, con toda seguridad, la Diosa-Madre en una de sus denominaciones o atributos, que en este caso es, lógicamente, el de la Fecundidad. Por todo ello, puedo afirmar que es un monumento que, si no se violenta a la naturaleza, santifica la procreación.