Cuando Kuko nació era el perro más feliz del mundo. Nada le faltaba. Ni su biberón ni su paseo diario ni su manta para no pasar frío ni el amor y las caricias de su familia. Sin embargo Kuko creció y se hizo grande muy grande y empezó a notar comportamientos muy extraños en sus dueños. A PARTIR DE 6 AÑOS