Mi padre pertenecía a una estirpe en extinción, antiguos negociantes numismáticos, esos autodidactas, que disfrutaban trapicheando con los duros de plata. Que no eran eruditos pero sabían latín a base de tropezones. Pues eso, el lote es lo que nos queda de su legado, hay de todo monedas españolas, estranjeras, medallas etc. La verdad es que es que es indescriptible, sería para verlo en persona.