La falta de fluidez monetaria en el sur de Hispania, trajo en algunos ámbitos mineros y agrícolas emisiones especificas para
paliar dicha escasez. Los plomos son de diversos tamaños. Se usaron en áreas mineras y agrícolas con diseños específicos como Vulcano o ánforas, pero también con otros variados motivos, e ocasione semejantes a los de las monedas de su zona. Se acuñaron principalmente en el sur de Hispania, aunque también en el norte de África, Oriente y algunas ciudades galas entre los siglos II a.C. a I d.C.