El teléfono Domo podía ser blanco, negro o azul, con un auricular curvado que reposaba, más o menos, sobre la mitad de la base. Un objeto que respiraba modernidad –en la España post Barcelona 92– y llegaba rutilante a los hogares españoles para quedarse. Y el DOMO fue el dispositivo ganador de un concurso internacional al que la empresa de telefonia invitó a participar a seis reputados profesionales del diseño. El telefono llamado a revolucionar la telefonia domestica fue finalmente obra de ALBERTO CORAZON (Madrid 1942) uno de los diseñadores españoles mas emblematicos.