El jade tiene un fuerte vínculo con el mundo espiritual y está estrechamente asociado con el chakra del corazón. Su suave brillo es ideal para expulsar la energía negativa y armonizarse con el resto del mundo.
Nuestra confianza, amor y compasión se encuentran en el chakra del corazón, que ayuda a desarrollar el amor propio. Debido a sus poderes místicos, el jade nos conecta con nuestra forma de relacionarnos con el mundo y con todos los que viven en él.