Cerámica decorativa funcional. Originalmente utilizado para almacenar y enfriar agua, el botijo combina utilidad cotidiana con elementos ornamentales, lo que lo convierte en una pieza apreciada tanto por su funcionalidad como por su valor estético. El botijo está confeccionado en cerámica, utilizando técnicas de modelado manual que reflejan una producción artesanal. La superficie del objeto ha sido esmaltada, proporcionando un acabado brillante que resalta los detalles texturizados. La técnica de esmaltado aplicada asegura una durabilidad en el uso diario, mientras que el modelado a mano garantiza la unicidad de cada pieza. El diseño del botijo presenta una forma inspirada en un tronco o árbol, incorporando detalles como aves y una textura que simula la corteza. Predomina el color verde, complementado con toques de azul y marrón, lo que confiere al objeto una apariencia naturalista y rústica. El asa, con un diseño que imita ramas, refuerza la temática arbórea y añade un elemento distintivo que resalta la creatividad del artesano. En el extremo de una de las ramas del árbol se observa la inscripción "A José y María" junto al año "1936". Además, el sello lo identifica como confeccionado en la alfarería Félix Pérez, en Cuenca. Estas marcas son fundamentales para autenticar la procedencia y la fecha de fabricación del objeto, otorgándole un valor adicional.