Cáliz litúrgico con su patena, de principios del siglo XX, elaborado en metal plateado. La pieza presenta una copa de líneas clásicas y proporciones equilibradas, con una altura de 25 cm, acompañada de su patena original, lo que refuerza su valor histórico y de conjunto. Se trata de un objeto religioso cargado de simbolismo y tradición, ideal tanto para coleccionistas de arte sacro, como para museos o espacios devocionales que busquen incorporar piezas de autenticidad y calidad.
El plateado conserva un aspecto solemne y sobrio, característico de las manufacturas litúrgicas de principios del siglo pasado.