De cerámica tradicional con forma de tronco de cono a modo de un plato hondo o fuente gigante, usado en el pasado para diversos usos dependiendo del tamaño y necesidad del momento: como contenedor o almacenador de productos, servicio de mesa, para el amasado de harina para hacer el pan diario o bollería, incluso, sobre todo, para la matanza del cerdo, donde se preparaban los ’amasijos’.
Su uso en cortijos y casas era muy generalizado. Las mujeres lo utilizaban para baldear la ropa colocando una tabla de lavar en su interior. Igualmente para la higiene personal y doméstica: como el lavado de pies, cara e incluso el cuerpo entero, metiéndose dentro del recipiente y vertiéndose el agua con un cazo.
Hecho en torno de alfarero y fabricado de distinta capacidades. Esmaltado y decorado a mano con espigas y pigmentos naturales. T
El uso de este tipo de recipiente es tan antiguo como la Historia. Ya era habitual en las culturas judía y egipcia. Durante el siglo XVI era una de las piezas cerámicas artesanales más decoradas. En los hogares ha sido un recipiente tradicional hasta la mitad del siglo XX. Hoy es recuperado para uso decorativo y coleccionismo.
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