Pareja de lámparas palaciegas de sobremesa, elaboradas en bronce y vidrio opalino 70 cm. Hacia 1900.

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Condizioni del lotto: Normale (con segni di utilizzo normale)

Pareja de opalinas palaciegas con unas dimensiones máximas de 70 cm de altura y 19 cm de anchura.

Armoniosa combinación de bronce y cristal lechoso, el cual adquiere bellos y diferentes matices de color, según la intensidad de la luz.

Conservan el sistema de electrificado.

Presentan buen estado de conservación general: varios pelos sin rotura en la base de una de ellas (ver fotografías detalladas).

Cristo y la samaritana. Escuela de Amberes de la segunda mitad del siglo XVII.

Óleo sobre cobre con unas dimensiones de 79 x 61 cm.

Bien presentado con marco de madera dorada de época posterior.

Dimensiones con marco: 89 x 72 cm.

La obra ilustra un episodio narrado en el Evangelio de San Juan: El encuentro de Jesús con la samaritana junto al pozo de Jacob en Samaria.

Jesús hizo caso omiso de las normas sociales, culturales y religiosas de su tiempo, que prohibían los contactos de judíos con samaritanos y los encuentros públicos con mujeres.

En un entorno natural, Jesús y la mujer samaritana se encuentran en el primer plano, situados ligeramente en el lado derecho de la escena.

Cristo, con barba y cabello suelto, está sentado al borde de un pozo y colocado en una vista de tres cuartos. Viste un manto rojo y túnica en tonos violetas. Sus manos se alzan, al igual que su rostro, en dirección hacia la mujer, estableciendo un vínculo de empatía.

El pozo se interpone entre ellos delimitando el espacio para evitar mayor cercanía y contacto.

La mujer se viste con ropas amarillas, rojas y verdes, destacándose su pelo suelto de color rubio. Con su mano derecha sostiene el cántaro, mientras que con la izquierda se recoge la túnica.

La composición se sitúa en un paisaje natural, en el que se destaca un profundo río con la ciudad de Sicar al fondo, por la que se accede a través de un puente.

En el horizonte hay un cielo gris, iluminado por un irrupción de luz. Los tonos fríos del cielo y las amenazantes nubes, contrastan con los tonos cálidos y el intimismo creado en los primeros términos de la escena en tonos terrosos con ocres amarillos y marrones, enriquecidos con la vegetación hábilmente ejecutada.

Cristo y la Samaritana, escuela de Amberes del siglo XVII.

Escuela de Amberes de mediados del siglo XVII

Óleo sobre tabla de roble, atenuación h. 27 cm, largo. 35,5 cm

Marca del fabricante del panel no identificado en la parte posterior del panel: EB

Estructura de madera de estilo holandés ennegrecida y moldeada

Enmarcado: h. 46,5 cm, largo. 55,5 cm

Nuestra obra ilustra un episodio narrado en el Evangelio de San Juan: el encuentro de Jesús con la samaritana junto al pozo de Jacob en Samaria.

Superando prejuicios Jesús se muestra libre respecto de las normas sociales, culturales y religiosas de su tiempo que prohibían los contactos de judíos con samaritanos y los encuentros públicos con mujeres.

En un paisaje, Jesús y la mujer samaritana dominan el primer plano. A la izquierda, Cristo, con barba y cabello suelto, está sentado sobre un bloque de piedra al borde de un pozo y colocado en una vista de tres cuartos. Está cubierto por un manto rojo y violáceo: levanta el brazo derecho, con la palma de la mano abierta, mientras la otra mano se apoya en el borde de la...

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... pozos. Mira con intensa empatía a la mujer que está parada frente a él, la mujer samaritana. Al venir a sacar agua del pozo, se vuelve tres cuartos con los ojos bajos y no mira a Jesús. El pozo que los separa parece erigido como un muro de separación entre nuestros dos protagonistas.

Vestida con ropas amarillas, blancas y verdes, y con el pelo recogido en un moño con una cinta, la mujer samaritana tira con su mano derecha de la cadena. permitiéndoles descender del cántaro para sacar agua de él, mientras su mano izquierda descansa en el borde del pozo.

Al fondo, abajo a la derecha, los tres apóstoles llegados de la ciudad descubren la escena.

La composición se sitúa en un paisaje mineral y montañoso, del que emergen en algunos lugares algunos árboles, con la ciudad de Sicar en Samaria al fondo. En el horizonte hay un cielo gris, iluminado por un irrupción de luz. Los tonos fríos contrastan con los tonos cálidos colocados en el centro y la parte inferior del cuadro.

El primer plano terroso con ocres amarillos y marrones se enriquece con la vegetación hábilmente ejecutada.

La composición se estructura en el fondo en torno a dos personajes principales que se benefician de una fuerte iluminación: la luz divina ilumina tanto a Jesús como a la mujer samaritana, indicando la aceptación del pecador en el reino de los cielos.

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-Descanso durante la huida a Egipto - Atribuido a Pieter Van Avont (1600-1652)

Descanso durante la huida a Egipto - La Virgen y el Niño con San Juan Bautista y querubines en un paisaje.

Atribuido a Pieter Van Avont (1600-1652)

Escuela de Amberes del siglo XVII, hacia 1630

Óleo sobre panel de roble,

Dimensiones: h. 38 cm, largo. Estructura de 50 cm

de estilo flamenco en madera ennegrecida y moldurada decorada con chapa de carey rojo.

Caja: h. 56 cm, largo. 68,5 cm

En medio de un frondoso paisaje boscoso, la Virgen con Jesús reposa en un claro verde acompañada de San Juan Bautista y los querubines.

Sentada a la izquierda de la composición, la Virgen María sostiene al Niño de rodillas; El pequeño San Juan Bautista, vestido con la túnica de piel de camello (su atributo), se presenta ante Jesús para intercambiar algunas caricias.

A la derecha, la pareja de querubines se divierten con el cordero de San Juan Bautista, aportando así un carácter jovial a la escena.

Un par de jardineros de putti a la izquierda están recogiendo flores para traer ramos...

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...a la Virgen y a Jesús. A su alrededor crecen abundantes flores primaverales como tulipanes, narcisos y anémonas y enriquecen la composición con sus colores brillantes.

Un exuberante rosal florece a la izquierda de las figuras que ofrecen delicadas rosas. (La rosa es la flor asociada a la Virgen María, que es la “rosa mística”, la que no lleva la “espina del pecado”)

A los pies de la Virgen se colocan racimos de uvas (símbolo de la futura pasión de Cristo), así como manzanas (símbolo de la caída original del Hombre pero también de la Redención en Cristo).

En primer plano encontramos una cesta de mimbre llena de una profusión de magníficas flores y conejillos de Indias mordisqueando las briznas de hierba.

En un hábil desorden, estos elementos de la naturaleza muerta con un fuerte poder simbólico acentúan el tema religioso, pero también son una oportunidad para que el artista demuestre su saber hacer en el género de la naturaleza muerta que está ganando impulso en Amberes.

El paisaje detrás de las figuras está formado por un gran árbol de tronco retorcido y una abertura luminosa hacia el horizonte situado a la derecha. Vemos llegar a San José con un asno, pequeño recordatorio del artista de que la composición está asociada al episodio del Descanso durante la huida a Egipto.

La escala tranquila de este bosque bucólico que se abre a distancias luminosas, con su profusión de flores y frutos simbólicos, se adapta particularmente a esta escena sagrada. El tema del sacrificio de Jesús y su trágico destino se ve atenuado por querubines que se divierten con inocencia y actitud despreocupada ante la fragilidad de la vida simbolizada por las flores cortadas.

La gran maestría del pintor se manifiesta en la finura del dibujo potenciada por la delicadeza en la aplicación de las pinceladas aportando multitud de detalles. La riqueza del conjunto se ve exacerbada gracias a la elección de los colores, esta variada paleta es un activo innegable de nuestro trabajo.

El virtuosismo de nuestro artista reside en su versatilidad, tan preocupado por el acierto del paisaje y las flores como por el modelado de sus figuras. Los querubines con sus cuerpos desnudos están elegantemente iluminados por colores cálidos con sutiles sombras, mientras que la naturaleza muerta está representada con un realismo asombroso, tanto en la precisión del dibujo como en los innumerables matices de las flores.

Existen varias composiciones similares a la nuestra, incluidas las versiones más cercanas a continuación:

• Sale, Jean-Claude Anaf et Associé, Lyon, 08/02/1998, atribuido a Pieter Van Avont, óleo sobre tabla, h. 48 cm, largo. 71 cm (registrado en RKD no. 31451). Comentario: composición idéntica, sólo que San José con el burro es diferente)

• Venta de Christie's en Nueva York, 29/01/1998, Pieter Van Avont, óleo sobre cobre, h. 23,8 cm, ancho. 24,8 cm

• Venta de Dorotheum, Viena, 25/04/2017, Pieter Van Avont y Jan Breughel II, óleo sobre cobre, h 0,26 cm, l. 39 cm

• Museo del Hermitage, San Petersburgo, Rusia, Pieter Van Avont, óleo sobre tabla, h. 50,5 cm, ancho. 71,7 cm

Peter von Avont, pintor flamenco

Malinas, 1600 - Amberes. 1652

Nacido en Malinas, en 1620 se le menciona como miembro del gremio de pintores de su ciudad natal. Lo dejó en 1622 para Amberes, donde también estaba registrado en el gremio. Colaboró ​​con numerosos pintores: entre ellos Jan Brueguel el Joven, David Vinckboons, Lucas van Uden, Jacques d'Arthois, Lucas Achtschellinck, Lodewijk de Vadder, Izaak van Oosten y Jan Wildens.

El pintor es conocido por sus cuadros con escenas mitológicas y religiosas. Una de las principales características de su obra es el grupo de niños desnudos. En sus múltiples versiones de la Sagrada Familia, aparecen en diferentes roles: el niño Jesús, San Juan Bautista y los ángeles. A menudo traen ofrendas a la Virgen y a Jesús. Sus personajes con colores cálidos y modelados delicados se representan a menudo en paisajes de gran delicadeza, que realizó él mismo, pero también en colaboración con otros artistas de Amberes

avatar hispanoflamenco
Da 12/10/2010
Spagna (Álava)
Venditore registrato come professionista.