Aunque está sin firmar, está pieza fue adquirida a Francisco Guillém, Salvatierra de los Barros (Badajoz) a finales de los años 70. Medidas 26 cm de alto con tapón x 17 cm de ancho. Las de Salvatierra son vasijas engobadas y bruñidas, de arcilla ‘tintá’ que facilita su bruñido, tarea tradicionalmente reservada a las mujeres de la familia del alfarero. Los búcaros bruñidos de este foco extremeño (botijos, botijas, ‘mariconas’ y jarras) se decoran con un rameo hecho con cantos del río Guadiana, consiguiendo un llamativo efecto de brillos sobre el fondo opaco del barro.