Todo gran maestro tuvo un comienzo. En la mirada de este joven, capturada con la delicadeza y la seguridad que solo la acuarela permite, se adivina la promesa del genio. Esta obra es una pieza excepcional y de gran importancia: un posible autorretrato de juventud de Julio Quesada Guilabert, reconocido unánimemente como uno de los más virtuosos acuarelistas españoles del siglo XX.
Firmada y fechada en 1959, esta obra ofrece la oportunidad única de poseer no solo una pieza de un artista consagrado, sino el instante íntimo en que un maestro se mira a sí mismo, plasmando con una técnica impecable la confianza y la ambición de una vida que estaría plenamente dedicada al arte.
En este retrato de formato mediano, Julio Quesada despliega el virtuosismo que lo convertiría en un referente de la acuarela. Es una lección de cómo dominar una de las técnicas más exigentes y esquivas.
Su compra se realiza con total seguridad y transparencia. El proceso incluye: