Good To Be Bad es un álbum de estudio de Whitesnake, lanzado en 2008. Este álbum marca el regreso de la banda después de casi 11 años sin material nuevo, presentando un sonido que combina el hard rock clásico con un toque fresco y contemporáneo. Con la inconfundible voz de David Coverdale y una sólida formación, el álbum ofrece once canciones llenas de energía y melodías pegadizas, consolidándose como una pieza esencial en la discografía de Whitesnake.