Esta obra fue uno de los primeros títulos que terminó de consagrar al Maestro Luna como uno de los compositores más importantes del género. Es una partitura de gran aliento lírico, en donde se combinan páginas de gran ligereza musical, con otras más refinadas y de un bello lirismo, que le hizo codearse con las más grandes operetas del momento, llegando a ser representada en otros países como Italia.