Lavanha. Crónica del Viaje del Rey Don Felipe III a Lisboa. (1622)


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Lavanha, João Baptista, Viage de la Cathólica Real Magestad del Rei Don Filipe III, Nuestro Señor al Reino de Portugal. I relación del solene recebimiento que en él se le hizo. Su Magestad la mandó escrivir por Ioan Baptista Lavaña, su Cronista Mayor, Madrid, Por Thomás Iunti Impressor del Rei Nuestro Señor, 1622 [En colofón, fol. 76v: En Madrid, Por Tomás Iunti Impressor del Rey Nuestro Señor, 1621].

Fol. (34 x 23,5 cm) Frontispicio + 2 hs. + 76 fols. Los 11 grabados calcográficos a plena página, al igual que el frontispicio, grabados por Juan Schorquens. Errores de foliación. Capitales iniciales ornadas. Texto en castellano, latín y portugués. Encuadernación moderna en plena piel, con nervios y tejuelo con autor, título y año en oro. Cinta registro. Cortes tintados. Falto de los tres grabados desplegables: Desembarcación de su Magestad en Lisboa, diseñada por el pintor real, Domingos Vieira Serrão; Arco de los Hombres de Negocios y Arco de los Flamencos. Buen ejemplar, con amplios márgenes y papel muy blanco.

Tras muchos intentos fallidos desde comienzos del Seiscientos, por fin el 22 de abril de 1619 Felipe III marcha en compañía de un abultado séquito a Lisboa en donde su hijo, el príncipe de Asturias, jurará en la cortes como heredero del trono. Pese a que el viaje no estaba exento de conflictos, habida cuenta que los portugueses mostraban su descontento por el nombramiento de extranjeros en cargos importantes así como por los elevados impuestos, las levas de soldados, etc., supuso una gran ocasión para desplegar todo el aparato publicista del Estado. Durante varios meses el monarca recibe continuas muestras de afecto y vasallaje por parte de los habitantes de las diferentes ciudades por las que transita, hasta que al fin desembarca en el muelle lisboeta el 29 de julio, festividad de san Pedro y san Pablo, el mismo día que lo hiciera treinta y ocho años antes, en 1581, su padre Felipe II, cuyo viaje emulaba. Como es de suponer se suceden las relaciones noticiosas del periplo que, a modo de una incipiente prensa periódica, servían para informar a los cortesanos españoles de lo que acontecía durante el trayecto. En este sentido, Felipe III encarga a su cronista y cosmógrafo mayor del reino, el portugués João Baptista Lavanha (1555-1624) esta obra, convertida en la “versión oficial” del viaje. Lavanha acomete el encargo como una notable obra de propaganda política, para exaltar la monarquía hispana, describiendo la entrada en cada una de las ciudades por las que pasa la comitiva real, presentándola con una breve introducción geográfica-histórica, así como las ceremonias, discursos, decoraciones e inscripciones de los monumentos efímeros que se levantaron a su paso, así como las fiestas celebradas para agasajar a su monarca. El resultado final fue un hermoso libro, cuya estampación se realizará al poco del fallecimiento de Felipe III por encargo de su hijo Felipe IV, según indica el propio Lavanha en su dedicatoria al nuevo rey: «Agradó tanto al Rey Nuestro Señor, que está en gloria, padre de Vuestra Magestad, el triunfal aparato con que fue recebido en Lisboa que por tenelle siempre presente, me mandó lo escriviesse; i Vuestra Magestad, por la misma causa, lo estampasse como he hecho en este libro». Con todo, la primigenia intención debió ser divulgar el viaje en un ámbito plenamente castellano, como lo evidencian los textos descriptivos de los grabados. Pero al poco, por motivos varios en los que debió tenerse muy en cuenta la rentabilidad política a fin de apaciguar los enrarecidos ánimos de los súbditos portugueses, se tradujo al portugués, conservando los rótulos castellanos de las calcografías, según se explicita en la versión lusa: « Este livro compus primeiro em lingoa Castelhana, & com intento de se imprimir nella (como despois se imprimio) se cortarão na mesma lingua os nomes dos arcos nas suas estampas (h 2v)».

La obra se ilustra con quince estampas a buril grabadas por el flamenco Jan Schorquens (Amberes, 1595-¿?), activo en Madrid entre 1617 y 1634. Abre el libro un hermoso frontispicio arquitectónico con la representación de Lisboa coronada sobre el río Tajo, portada que se asemejará en su estructura a la que más tarde grabe para el Teatro de las grandezas de la Villa de Madrid del cronista de Indias, Gil González Dávila (Madrid, Tomás Junta, 1623). Se distribuyen a lo largo del texto los trece arcos conmemorativos, dos de ellos desplegables, levantados por los diferentes gremios y grupos sociales más destacados para engalanar la ciudad al paso del monarca: los Hombres de Negocios de Lisboa, los Ingleses, los Oficiales de la Bandera de San Jorge, los Plateros o de los Reyes de Portugal, los Cereros, los Italianos, los Pintores, los Flamencos, los Orífices y Lapidarios, los Monederos, los Sastres, los Familiares del Santo Oficio y los Alemanes. Por último destaca la gran vista de la Desembarcación de su Magestad en Lisboa, a partir de un dibujo del pintor real Vieira Serrão, que de seguro sería copia de uno de los dos cuadros conservados en la Torre Alta del Alcázar de Madrid, y que fueron enviados a comienzos del reinado de Felipe IV. Por desgracia el incendio que asoló el Alcázar nos ha impedido tener muestra de los mismos.

A partir de 1622 el Viage de Lavanha se convierte no sólo en la guía de los autores que siguen publicando relaciones sobre el viaje, sino que además será una fuente historiográfica de primer orden, como lo muestra su uso en obras tan importantes como la Primera parte de la historia de D. Felipe III, rey de las Españas..., por Gonçalo de Céspedes y Meneses (Lisboa, Pedro Craesbeeck, 1631); en la póstuma de Gil González Dávila –quien, por cierto, revisa y aprueba el Viage de Lavanha–, Monarquía de España. Historia de la vida y hechos del ínclito monarca, amado y santo D. Felipe Tercero..., Tomo III (Madrid: Joachím de Ibarra, 1771), o en las Memorias para la historia de Don Felipe III, Rey de España, recogidas por don Juan Yánez, (Madrid, Oficina Real, por Nicolás Rodríguez Franco, 1723), entre otras.

Curiosamente y pese a tratarse de una obra pensada para un público cortesano y burgués, lo que es garante de su conservación posterior, la mayor parte de los ejemplares conservados en bibliotecas españolas (véase el Catálogo Colectivo del Patrimonio Bibliográfico Español (CCPB000033947-4 y CCPB000477169-9) están faltos total o parcialmente de los grabados desplegables. Así de los seis ejemplares que custodia la Biblioteca Nacional de España, tan solo dos están completos. El interés y notoriedad de esta obra se evidencia en el facsímil realizado por Vicent García Editores (Valencia, 2007).

Ref.: Ceán Bermúdez, IV, págs. 357-358; Inocencio, III, pág. 306; Pérez Pastor, nº. 1850; Palau, nº. 133208.

Bibliografía: Jacobo Sanz Hermida, «Un viaje conflictivo: relaciones de sucesos para la jornada del rey N. S. Don Felipe III deste nombre, al Reyno de Portugal (1619)», Península: Revista de Estudios Ibéricos, 0 (2003), págs. 289-320; José Jaime García Bernal, «La jornada de Felipe III a Portugal: ceremonia y negociación», en Iberismo. Las relaciones entre España y Portugal. Historia y tiempo actual, y otros estudios sobre Extremadura. VIII Jornadas de Historia de Llerena, Llerena: Sociedad Extremeña de Historia, 2008, págs. 105-115; Antonio Rivero Machina, «La jornada real de Felipe III de España a Portugal: repertorio literario y mensaje político», Límite, 7 (2013), págs. 63-82; Victoria Soto Caba & Isabel Solís Alcudia, «“Adereçados y pintados de pinçel”. Una recreación virtual: policromía efímera en la Lisboa de 1619», Revista de Humanidades Digitales, 3 (2019), págs. 110-123.

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Da 17/08/2016
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