Condizioni del lotto: Molto buono (nuovo o come nuovo, senza segni di utilizzo)
ed planeta 1988, 205 páginas, libro en buen estado.
Obra satírica griega de Samosata, que vivió en el período del neosofísmo siendo también él sofista (hacia 125-185 d. de C.). Comprende treinta breves diálogos, todos ellos auténticos, según la mayoría de los críticos actuales, y pertenecientes al grupo de composiciones más extensas del mismo autor, que tienen por fondo el más allá tal como podía concebirlo una inspiración alegremente satírica sobre la base de la mitología griega.
En ellos aparece el Averno poblado de sombras viles o ilustres, cuyos breves lances. tienen por objeto demostrar la vanidad de las ambiciones humanas, desde las riquezas de Creso, Sardanápalo (diál. II) o Mausolo (diál. XXIV) hasta la belleza de Helena (diál. XVIII) o de Nireo (diál. XXV), las adulaciones de los falsos siervos o amigos (dial. V, VI, VII, VIII, XI), la jactancia de los filósofos o de los impostores (diál. I, XVI, XX). Los protagonistas de las diálogos son ora personajes míticos, Eaco (dial. XX), Tántalo (dial. XVII), Quirón (dial. XXVI) y Nireo (XXV), y trinidades como Hermes (IV, XVIII, XXII etcétera) y Plutón (II), ora héroes como Aquiles (XV), Ulises y Ayax (XXIX), ora personajes históricos como. Mausolo, el ilustre tirano de Halicarnaso (XXIV), Escipión y Aníbal (XII), los filósofos Sócrates (XXI), Menipo (II, III, X, XII, XXVIII, etc., v.) y Diógenes (I, XIII, XIV, XVI), ora simples hombres fuertemente caracterizados, como los aduladores Damón, Carino y Tersión, ávidos de la herencia de viejos ricos sin prole (V, VI, VII, IX, XI).
La sátira se dirige especialmente contra las divinidades y los personajes famosos, privados del esplendor y la magnificencia tradicionales, sátira maldiciente que corroe y disgrega toda aureola mítica para exaltar la feliz indigencia de los cínicos: Hermes y Caronte se nos describen como vulgares trabajadores, el uno mercader, el otro barquero (dial. IV, XXII), mientras Aquiles envidia tristemente (XV) la suerte de un humilde labriego, y Helena no es más que un cráneo lastimoso (XVIII). El único personaje que se salva es Menipo, que puede considerarse como el protagonista de la obra, el hombre que, según los dictámenes de la escuela cínica, no ha buscado en la vida más que el cotidiano plato de habas y el capote raído.
La miseria de la muerte no le asusta porque no es mayor que la que le ha rodeado en vida; le exalta, por el contrario, el miedo de los demás, y hay, en la risotada con que comenta esta tragicomedia de ultratumba, algo de siniestro que parece traernos el eco de una Grecia que ya no es más que pura dialéctica y árida garrulería en el drama de su decadencia. Luciano, como pensador, no se revela en esta obra como en el resto de sus escritos, muy profundo; su ironía fustiga la vida y las creencias de su tiempo, sin distinguir entre las apariencias y la realidad de las cosas, y sin proponer por su parte ningún sólido sistema religioso, filosófico o moral.