Por lo que hace a Manuel Lourenzo, es definido por Vilavedra (1996-1997) como un "hombre de teatro" completo, fundador de compañías comprometidas con la renovación y la consolidación del teatro gallego en las cuatro últimas décadas; actor, director, traductor y autor, facetas todas ellas en las que se ha ido adaptando a las tendencias y los lenguajes teatrales contemporáneos. En su tratamiento del material mítico se deja sentir, igualmente, esa capacidad de adaptación a nuevas situaciones. Presenta personajes o temas de la tradición griega, a veces de forma respetuosa -como en Fedra-; otras -como en Últimas faíscas de setembro-, con una actualización "intermedia" del mito; otras, como en la obra objeto de este análisis -Traxicomedia do vento de Tebas namorado dunha forca-, con una actualización transgresora, como se da a entender al incorporar al título el término de traxicomedia.
Pero no es en esta obra la primera vez que el autor da una visión transgresora del mito. Ya en 1968, años antes de la muerte de Franco, el autor hizo crítica socio-política en Romería ás covas do demo -en adelante, Romería-, por la que desfilan los personajes del mito de Fedra e Hipólito -y otros incorporados por el dramaturgo- a manera de marionetas -monifates, en la terminología del propio autor (Lourenzo, 1975)- próximas al esperpento.
Naturalmente, según afirma Fernández Delgado (1986) hablando precisamente de Traxicomédia do vento de Tebas namorado dunha forca -en adelante, O vento de Tebas-, cuanto más crítica es la obra de llegada mayores transformaciones presenta sobre las de partida: "Y sin duda las más originales son aquellas que, como la citada, han llegado a transformar el viejo drama en una farsa cuyo componente paródico y festivo pone en juego el más hondo sentido galaico de la sorna" (Pensado, 1999).