Editorial Joaquín Moritz. Segunda edición. México 1973
Desde el privilegiado mirador de Tánger, un personaje inominado, perdidas sus señas de identidad, habla, sueña, clama, delira frente a la costa española. Ha renunciado a la geografía de su país, pero no a la palabra. La lengua es el único bien que le queda, y afrerrándose a ella - su patria verdadera - emprede la destrucción mítica de la otra - la patria "irreal". Las incidencias cotidianas de su paseo por la ciudad le llevarán a identificarse insensiblemente con el célebre Conde don Julián, el gobernador visigodo del lugar que, según los historiadores, traicionó la fidelidad debida a su rey y entregó la península a los musulmanes. Realidad y leyenda se mezclan hasta confundirse en su imaginario discurso - vehículo de su agresión onírico-esquizofrénica.