Aleixandre, Vicente: Espadas como labios. Pasión de la tierra, Madrid, P.P.P. Ediciones, 1984, Rústica, 165 pág, 20x13
En 1967 Aleixandre recibe el Premio Nobel de Literatura, reconocimiento internacional que rubrica toda su actividad creadora. En el Discurso de recepción define su sentido de la poesía del siguiente modo: «El poeta está lleno de sabiduría, pero no puede envanecerse, porque quizá no es suya: una fuerza incognoscible, un espíritu habla por su boca: el de su raza, el de su peculiar tradición. Con los dos pies hincados en la tierra, una corriente prodigiosa se condensa, se agolpa bajo sus plantas para correr por su cuerpo y alzarse por su lengua. Es entonces la tierra misma, la tierra profunda, la que llamea por ese cuerpo arrebatado».
Tengamos presentes estas palabras en la lectura de sus obras surrealistas, Pasión de la tierra, Espadas como labios y La destrucción o el amor.
Vicente Aleixandre nace en Sevilla en 1898 y pasa su infancia en Málaga, ciudad que deja en su obra marcadas resonancias marinas y luminosas. Desde 1901 vive en Madrid, donde estudia, y más tarde, enseña Derecho Mercantil. Una enfermedad crónica trunca en su juventud su vida profesional, circunstancia que lo conduce a centrar su actividad en la creación poética. A pesar de su apartamiento, Aleixandre ha mantenido siempre estrechas relaciones con los poetas de su tiempo; primero con el grupo de 1927 y, más tarde, con las distintas generaciones de postguerra. De este modo ha llegado a ser guía y maestro de la joven poesía española.