Comentario al apocalipsis del beato de Liébana. Edición facsímil del códice de Gerona. Beati in apocalipsin libri duodecim, codex Gerundensis, A. D. 975. Lleva un volumen complementario de la edición facsímil del Códex gerundensis. Publica catedral de Gerona. Edita editora internacional de libros antiguos, sociedad anónima, Madrid. Esta edición consta de 3000 ejemplares numerados, autenticados por el cabildo catedralicio de Gerona. Número 2000 15. 1975.El tema del Apocalipsis gozó de su edad de oro, en la época medieval, y la Iglesia se fijó en sus enseñanzas pasando a ser fuente del arte y del sentir cristiano. Aparecen muy buenos comentarios como el de Beda el Venerable, Alcuino, Joaquín de Fiore y Beato de Liébana, entre otros, siendo este último el que nos ocupe en el presente trabajo. Muchos quisieron ver en el Apocalipsis una profecía detallada de los sucesos de la misma iglesia.En todas las creaciones intelectuales y artísticas de este periodo, se observa una tendencia generalizada a transcender la realidad, principio que se debe tener siempre presente al abordar el estudio de una obra realizada en esa época. Una gran parte de los historiadores de la Edad Media fueron clérigos, y entendían su trabajo como una forma más de adoctrinamiento, relacionada en parte con la labor pastoral. Su misión era elevada, pues consistía en última instancia en conseguir la salvación de las almas contando historias edificantes, ejemplares para el pueblo. No se preocupaban mucho de la realidad de los hechos que narraban ni de la cronología, pues entendían su obra como un objeto cultural de contenido fundamentalmente moral. Así es como escribieron muchos monjes en los escritorios de los monasterios, preocupados ante todo por poner discursos y frases aleccionadoras en boca de príncipes, por construir modelos de comportamiento político para guiar a sus lectores, normalmente grandes señores. Según C. Orcástegui y E. Sarasa, por entonces, el género era una cuestión estrictamente formal, y todas las opciones quedaban reducidas a tres: la crónica, los anales y la historia. La inquietud milenarista o la creencia en la inminente llegada del anticristo son una constante en la historiografía medieval. Pero todo es explicable si tenemos en cuenta las características de la cultura de la época, plagada de mitos y leyendas fantásticas. Por otra parte, no podemos pretender que utilizaran el mismo lenguaje que nosotros, ¿acaso la pronunciación por los asuntos religiosos no ocultaba una inquietud social expresada en tono apocalíptico? se ha dicho que hubo falta de rigor metodológico entre los historiadores del medievo, pero no es cierto, al menos en todo su sentido. En torno al año Mil, la Paz de Dios aparecía como una condena del desorden y de la violencia. Algunos clérigos e intelectuales, iniciados en los conocimientos arcanos, pensaron que esta situación era un signo premonitorio del fin del mundo, y hacían cálculos para vaticinar en qué momento se produciría. La base de estas creencias era muy antigua, y contenía ideas primarias ligadas a la concepción cíclica de la naturaleza.Beato de Liébana o San Beato (701?-798) se cree que fue un célebre monje mozárabe cántabro, del monasterio de San Martín de Turieno, hoy denominado de Santo Toribio, en Cantabria, vivió en el siglo VIII destacando como defensor de los dogmas cristianos, en contraposición de la teoría del Adopcionismo, que consideraba a Jesús como un profeta, y no como el hijo de Dios. Debido a la gran repercusión que tuvo su obra en los monasterios medievales, se hicieron varias copias, de las que actualmente se conservan unos treinta ejemplares realizados entre los siglos X y XIII. Éstos destacan no sólo por su contenido, sino por el alto valor artístico de sus miniaturas. De gran carga expresiva e intenso colorido, tratan de explicar los hechos apocalípticos revelados por San Juan.Su libro Comentarios al Apocalipsis de San Juan, basado en los textos de dos padres africanos: Primario y Ticonio, y Apringio de Beja (ss. V-VI). Se cree que este libro debió ser terminado alrededor del año 786, pero no será hasta diez años después, en el 796, cuando se redacte la versión definitiva. Como curiosidad, decir que los Comentarios contienen uno de los más bellos y antiguos mapamundis del mundo cristiano, tal y como se muestra en la lámina al final del estudio.Conservado en el manuscrito de Saint Severn, se trata de una de las principales obras cartográficas de la Alta Edad Media. Fue elaborado por el monje lebaniego, basándose en las descripciones aportadas por San Isidoro de Sevilla, Ptolomeo y las Sagradas Escrituras. El mapa se reproduce en el prólogo del segundo libro de los Comentarios. Es destacable que se encare hacia el este y no hacia al norte, que será lo habitual en la cartografía moderna. La representación del mundo en los beatos no obedecía a un interés geográfico, sino a la voluntad de mostrar la difusión del Evangelio en las distintas regiones de la Tierra.También hay que destacar la gran difusión que tuvo durante la Alta Edad Media, debido a su trabajo en el campo de la teología, la política y la geografía. Hacia 950, se realiza la ilustración de los scriptoria de los monasterios, con copistas e iluminadores. A este momento pertenece la primera fase de gran difusión de la obra de Beato de Liébana. Los beatos conservados son 27 y de ellos, 24 albergan miniaturas (nombre procedente del latínminium, color rojo cinabrio, a través del italiano miniatura, usado generalmente para los títulos e iniciales de los manuscritos que se iluminaban). Lo importante no es el texto en sí, sino esas miniaturas o iluminaciones que lo acompañan.Para combatir la herejía y calmar la inquietud espiritual de los cristianos, atormentados por la idea del fin del mundo en plena invasión árabe.Beato escribió los Comentarios, basándose en los textos de dos padres africanos: Primario y Ticonio, así como en otros de Apringio de Beja (ss. V-VI).Debido a la gran repercusión que tuvo en los monasterios medievales, se hicieron varias copias, de las que actualmente se conservan unos treinta ejemplares. Podemos hablar del Beato de Fernando y Sancha o Facundo, del Beato de Londres o de Silos, del Beato Morgan o de San Miguel de la Escalada, del Beato de Valcavado o de Valladolid. Éstos destacan no sólo por su contenido, sino por el alto valor artístico de sus miniaturas. De gran carga expresiva e intenso colorido, tratan de explicar los hechos apocalípticos revelados por San Juan.El libro está compuesto por una serie de piezas, no en todos los Beatos igual, aunque sean unitarios en la posesión de las más importantes, como es la presencia continua del Comentario, y otras afines. Todos están escritos sobre pergamino, en dos columnas, con iluminaciones a un cuarto de página, página entera y doble página. Para exponer sus comentarios al texto del título se utilizan en forma de sentencias breves diversos autores de la literatura eclesiástica antigua.A todas las copias del códice Comentario al Apocalipsis de San Juan se les denomina de manera simplificada beatos. A partir del año 786 se copiaron múltiples ejemplares de este libro original. Los beatos conservados son libros que van del siglo X al XIII. Los más antiguos se consideran prerrománicos por haberse realizado en los siglos X y XI, y posteriormente, su estilo evoluciona al románico pleno (ss. XII-XIII).[9] Esta obra era básicamente una copia del Apocalipsis de Juan, ilustrada y comentada por Beato. El Apocalipsis es el último libro del Nuevo Testamento, donde se narra la llegada del Día del Juicio Final, con la Parusía que enfrentaría a las fuerzas del bien y el mal en una épica batalla. Beato de Liébana estaba convencido de que el Día del Juicio Final se acercaba y que pronto, concretamente en el año 800, el hijo de Dios les ayudaría a combatir al enemigo musulmán. A pesar de que finalmente sus predicciones fueron incorrectas, el libro adquirió gran notoriedad y fue lo que hoy llamaríamos un “best-seller”. El éxito de esta obra fue tal que se hicieron copias por toda la Península Ibérica, e incluso en otros países como Italia o Francia. Una de las escenas más repetidas y mejor representadas del género de los Beatos es la La apertura de los cuatro primeros sellos. La escena en cuestión representa a cuatro personajes montados a caballo que se corresponden con los jinetes del Apocalipsis. Sobre el primero de los jinetes, representación de Cristo, hay un ángel coronándolo, como símbolo de su pronta victoria. Este jinete, que monta un caballo blanco amenaza con arco a un segundo jinete, en este caso rojo y que representa la guerra. A continuación, se representa un jinete, montado en un caballo negro, símbolo del hambre y otro en un caballo que suele ser de tonalidad pálida, aunque en algunos casos se le representa como un caballo bayo. Este último jinete es la muerte, seguida de cerca por el hades, un terrorífico ser que representa al diablo. Esta escena es una clara representación de la Apertura de los siete sellos del libro del Apocalipsis:Cuando abrió el primer sello, oí al primer ser viviente, que decía: Ven. Miré y vi un caballo blanco, y el que montaba sobre él tenía un arco, y le fue dada una corona, y salió vencedor, y para vencer aún. Cuando abrió el segundo sello, oí al segundo ser viviente que decía: "Ven". Entonces salió otro caballo, rojo; al que lo montaba se le concedió quitar de la tierra la paz para que se degollaran unos a otros; se le dio una espada grande. Cuando abrió el tercer sello, oí al tercer ser viviente, que decía: "Ven". Miré, y vi un caballo negro. El que lo montaba tenía una balanza en la mano. Y oí una voz de en medio de los cuatro seres vivientes, que decía: «Dos libras de trigo por un denario y seis libras de cebada por un denario, pero no dañes el aceite ni el vino.» Cuando abrió el cuarto sello, oí la voz del cuarto ser viviente que decía: "Ven". Miré, y vi un caballo bayo. El que lo montaba tenía por nombre Muerte, y el Hades lo seguía: y les fue dada potestad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con mortandad y con las fieras de la tierra.El Commentarium se aleja del modo compositivo de las catenae patrísticas. Difiere de ellas porque las citas están conectadas entre sí, tan ingeniosa y armónicamente que forman un todo único sin solución de continuidad. La técnica de Beato demuestra por tanto una voluntad de enlazar unas citas con otras y organizarlas para hacer un texto unitario con hilo propio. Dicha técnica, denominada de mosaico es su principal aportación.El Comentario se conserva en 26 manuscritos; 9 de ellos pertenecen al siglo X, 5 al XI, 8 al XII, 2 al XIII y 2 al XVI. Estos códices son famosos por las miniaturas con que fueron ricamente iluminados en escritorios leoneses y castellanos, y que pertenecen a lo más representativo del antiguo arte eclesiástico hispánico. Pero la fama no la ganaron Beato y su obra por la avidez en refundir y comentar textos anteriores, lo que vendría a ser una obra de profunda transformación espiritual, de edificación y elevación moral, sino por las iluminaciones que acompañan dichas explicaciones. La primera edición del Comentario, hoy inexistente, debió ver la luz en el año 776, sería el primer Beato conocido que llevaría ya las iluminaciones que después sirvieron de copia a los demás. El tiempo haría que pasase a otros monasterios y por la atracción de las pinturas, sumada a la utilidad del texto, fuese copiado en numerosas ocasiones respetando en lo posible el texto y reproduciendo las iluminaciones del primer manuscrito con la distinta habilidad y capacidad de los iluminadores que se atenían al modelo original, pero adaptándose al momento de su reproducción, de ahí que podamos hablar de Beatos de estirpe mozárabe, románica y protogótica.