La presencia real de Cristo en la Eucaristía. José A. de Aldama.

La presencia real de Cristo en la Eucaristía. Desde los orígenes hasta el nacimiento del protestantismo. José A. de Aldama. EDICEP. 1ª Ed. 1993.Cuando en el ya lejano 1969 un grupo de discípulos y amigos del padre José Antonio de Aldama decidió ofrecerle un homenaje con motivo de sus treinta y cinco años de profesorado y sesenta y cinco de edad, al publicar para ello un volumen de estudios en su honor, pareció que el título que mejor correspondía a ese volumen, porque expresaba lo que había sido la vida del padre Aldama como teólogo. debía ser Diakonia fidei. En efecto, a los ojos de cuantos lo conocieron. el padre Aldama, que fue hombre de firmes convicciones y fidelidades, concibió siempre su actividad teológica como un servicio a la fe de la iglesia. Una serie de circunstancias han hecho posible publicar hoy una obra póstuma deaquel gran maestro que fue José Antonio de Alama, al que tantos teólogos actuales -alumnos suyos en Roma, Granada o Salamanca. o estudiosos de sus obras- se sienten deudores. Nos ha parecido que esta oportunidad podía y debía ser punto de partida para iniciar una colccción de monografías teológicas. Con la presente monografía la inauguramos, Para esta colección intentaremos seleccionar de tal modolos temas que se traten en los diversos volúmenes que puedan suscitar el interés de un arco amplio de lectores y no sólo de un reducido grupo de especialistas. En todo caso, nos ha parecido que para título de la colección debíamos retornar eldel volumen de homenaje al padre Aldama; Diakonia fidei, La teologia, según la definición que dio de ella san Anselmo de Canterbury, es inteligencia de la fe o la fe que busca entender. En esta definición debe subrayarse que para que una teología pueda llamarse católica, la fe que dehe ser entendida, es decir, la fe sobre la que ha de realizarse ese trabajo de inteligencia, no es la fe subjetiva del teólogo, sino la fe de la Iglesia. Sí, como enseña santo Tomás, el creyente maduro tiene necesidad psicológica de entender la fe, en la medida en que ello es posible, pues elmisterio impone siempre limites a la inteligibilidad de las verdades de la fe. los esfuerzos por ofrecer a las creyentes una cierta inteligencia de nuestra fe comun tienen un sentido de servicio que deseamos mantener muy conscientemente en lastrabajos que hoy inauguramos, Pretendemos así ayudar a nuestros hermanos a estar dispuestos para dar razón de su esperanza. Con ello declaramos también nuestra intención de asumir la vocación de teólogos dando a su dimensión eclesial el relieve que le corresponde por su misma naturaleza.