En 1509, tres años después de la muerte de Cristóbal Colón, su segundo hijo, Fernando, revive el descubrimiento del Nuevo Mundo a través de escritos reunidos para rehabilitar la memoria de su padre. En 1492, Colón convenció a la corte española de que existía una ruta occidental hacia Asia. Cruzó el Atlántico y llegó a islas cuya belleza lo fascinó. Sin embargo, tardaría en comprender su error: las tierras descubiertas no eran Asia, sino las puertas de un nuevo continente. Esta confusión, sumada a las presiones de sus acompañantes y patrocinadores, frustró su ímpetu. Colón se detuvo en estas islas buscando riquezas para llevar a Europa, mientras otro marinero pisaba lo que sería América. Colón intentó colonizar las islas, pero las envidias, los complots y la decepción acabaron con la colonia y su gobernador. Colón fue devuelto a España encadenado y murió deshonrado tras un último viaje al Nuevo Mundo.